sábado, diciembre 16, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - decimocuarta entrega

El día siguiente amaneció soleado. La rana Froberta salió a pasear por la plaza del ayuntamiento, y el caballo asmático fue testigo del golpe que se dio al chocar contra un árbol tras uno de sus saltos. Con el corazón encogido, el caballo corrió hasta el lugar del accidente, y por el camino pudo oír las carcajadas de la rana elevarse hacia el cielo como pájaros hambrientos. Cuando llegó al lugar la encontró sentada en el suelo, con un enorme chichón en el centro de la frente, y dos lagrimones resbalando de sus ojos desorbitados.


—¿Has visto? ¡Hemos ido a pasar los dos al mismo tiempo!
— ¿Quiénes? —preguntó el caballo, confundido, pero la rana se retorcía en el suelo poseída por la risa— ¿Te refieres al árbol?
— Claro que se refiere a mí —respondió el árbol con voz ensordecedora. El caballo lanzó un grito que atrajo a la gallina feliz, que paseaba cerca de allí.
— ¿Qué sucede? —preguntó al ver la escena.

El caballo seguía con la boca desencajada por el espanto, pero logró articular algo parecido a ¿No lo has oído? al tiempo que señalaba el árbol.
La gallina, lejos de sorprenderse, abrió mucho sus macilentas alas y dio un salto que la separó unos milímetros del suelo. Cuando sus patas volvieron a tocar tierra, saltó de nuevo y se desplazó así alrededor del caballo y de la rana, que la observaban desconcertados.

— Hoy me he levantado grácil como los pajarillos, y ya veis, puedo volar,—explicó la gallina sin dejar de saltar —¡Como los pajarillos!

La rana volvió a morder el cielo con sus carcajadas mientras la gallina seguía dando saltitos a su alrededor. El caballo le confesaba al árbol su temor a un posible ataque de asma cuando llegó al lugar la oveja presumida.

— ¡Qué fuerte! —exclamó tras observarlos a todos con la boca muy abierta. Luego levantó una pata hacia el cielo, la apartó y volvió a exclamar—: ¡Qué fuerte!

Inmediatamente después se puso a dar saltos detrás de la gallina.

lunes, diciembre 11, 2006

feeling scarsick

Así que por fin Scarsick, el nuevo disco de Pain of Salvation, ha aparecido en la red, y como es obvio, no he perdido el tiempo a la hora de bajármelo. El disco sale el mes que viene, si no me equivoco, así que hasta entonces tendré que tirar de MP3 para oirlo. Podría intentar resistirme, pero ser el ansias no me ayudará para tal labor. En fin, que lo he estado escuchando unas cuantas veces, tampoco muchas, pero suficientes para tener una opinión inicial, la cual pasaré a compartir con vosotros, contigo, o con nadie, la cuestión es que la voy a escribir aquí y la leerá quien quiera que se cruce con ella.

A grandes rasgos, se podría decir que musicalmente es un disco hecho por alguien concienciado de que no va a vender muchas copias, así que mejor pasárselo bien grabándolo. Hay que tenerlos gordos para hacer un álbum como este, además de estar un poco desequilibrado y ser un genio musical. Aunque más que desequilibrio, lo que el disco destila es una especie de maldita sabiduría. Es como un grito de lucidez en un mundo que se cae, y que mientras se cae trozo a trozo te va desgarrando poco a poco. Es un grito a la estupidez y al sinsentido, desde el atolón del cinismo y el sarcasmo más ácido. Es mentalmente oscuro, hipnóticamente enfermizo, racionalmente jocoso, y de una belleza corrupta.

Cuando escuché los primeros extractos de canciones, me dió la impresión de que sería una especie de Concrete Lake, con toques de Perfect Element, y con el buen hacer de Be, pero no, como viene siendo tradición, el disco no guarda ninguna relación musical con el resto de discografía de la banda. Y tratándose de una banda tan ecléctica, la verdad es que después de seis albumes, es un logro no poco reseñable. En la manera de afrontar la composición se podría decir que se asemeja al Be. Ambos son discos orientados a crear una música que vaya mucho más allá de lo que hacen los instrumentos individualmente. Cada instrumento tiene su papel, y en muchas ocasiones es un papel de lo menos ortodoxo. Sin embargo, a diferencia de Be, aquí cada instrumento además de cumplir su labor, parece tener tiempo para dibujar matices sin descanso. Cada canción es como un pequeño laberinto lleno de pequeños secretos. Como un dibujo que se esconde dentro del dibujo que está dentro del dibujo. Se denota un mimo especial por cada uno de los instrumentos, por cada uno de los detalles. Cada canción, cada pasaje, cada pequeño retazo disfruta de su propio ambiente, de propio matiz, aunque siempre con una mirada hacia adelante, hacia un futuro decadente que pertenece al ayer.

Ahora pasemos a decir algunas palabrejas de cada canción:

Scarsick
Algo más de siete minutos para abrir el disco. Una canción potente, donde predominan las guitarras y lo que podría denominarse como influencias cyberarábicas (¡toma ya!). De momento es de las que más me gustan, con ese final que se va cogiendo, encabronándose poco a poco, forzando y forzando, hasta hacer mella y romper.

Spitfall
Otros siete minutos de mala leche, esta vez en forma de palabras escupidas sin descansos. Cosas que nadie querría oir, seguramente. Esta canción no es apta para aquellos que se quejaron en su día de Used, o de Idioglosia, o incluso de Diffidentia. Un rap largo, incesante, con una base inquietantemente pesada, que sólo se rompe en el estribillo donde la melodía da un breve respiro. Ansio leer la letra de esta canción.

Cribcaged
Este tema empieza con la voz de un bebé que da paso a la guitarra, y poco a poco, la música se va formando, y el niño vuelve, y rie, como una especie de recuerdo del único momento en el que la belleza es genuina y la felicidad auténtica. Al igual que ocurría en Undertow, el tema va creciendo en intensidad, en emotividad, en dolor, en sufrimiento, en una espiral de preciosa deconstrucción del entorno que se deshace de su capa de brillante pintura y muestra un escenario de grises perpetuos.

America
Podría perfectamente pasar por una canción tremendamente alegre y divertida, pero hay algo oscuro en su corazón que la hace inquietante. Trepidante, gamberra y llena de mala baba. La solemnidad no tiene lugar en estos cinco minutos, por cosas duras que se estén diciendo, el banjo siempre lo negará todo. Seguramente fue compuesta durante un ardor de estómago o algo así.

Disco Queen
Si America te parecía cínica, Disco Queen seguramente sea demasiado para ti. Es como una especie de broma de mal gusto. A veces da verdaderos escalofrios. Un estribillo que no dejará indiferente a nadie y un cuerpo oscuro, que se arrastra y te atrapa desde la oscuridad de los rincones de la pista de baile. Son más de ocho minutos en los que te parecerá vivir la pesadilla de una Disco Queen wannabe.

Kingdom of Loss
Canción que como Cribcaged, va creciendo poco a poco, haciéndose a si misma. Bastante ambiental, de una extraña tranquilidad, como la inamovilidad que produce lo inevitable. Es posiblemente una de las canciones más agradables al oido a primera vista, con ese estribillo que recuerda a un paseo en góndola por aguas negras y estancas, en una Venecia olvidada donde ya no importa si estás vivo o sólo crees estarlo. Mención especial para el solo del final, el único del disco donde puede ser estrella central.

Mrs. Modern Mother Mary
Esta canción posee un riff de lo más hipnótico. Una especie de melodía que nunca termina de arrancar, interferida por algo indeterminado. El tipo de canción que una vez se te meta en la cabeza debe de ser complicada de sacar. El trabajo vocal es brillante. Es la más corta del disco, con poco más de cuatro minutos en los que te da tiempo a encontrar a dios.

Idiocracy
Volvemos a los siete minutos. Una de las canciones más genuinamente progresivas del disco. Entra poco a poco y se va mostrando a la luz con descaro, hasta que antes de que puedas verla en todo su esplendor se oculta en las sombras donde normalmente habita. Tiene un algo de Black Hills que inspira intranquilidad, desequilibrio, desesperación. Pero antes de ser engullido, ves una visión de tu paseo veneciano, una fugaz imagen tan sólo antes de volver a encontrarte entre las mandíbulas juguetonas que te machacan lentamente. Y esa imagen de paz vuelve a ti justo antes del fin, y te hace rebelarte, luchar, aunque estés herido, todavía sigues vivo, todavía tú y las tinieblas no sois uno. Tristemente tu lucha seguirá siendo intrascendente en el gran cuadro de la vida.

Flame to the Moth
Canción que recupera las influencias arábicas del inicio, que parece marcar el final del camino, aunque no por ello la meta. Es como que las cosas pasan, y ahora por fin puedes verlas tal y como son. Son crudas, son intensas, son fuertes, pero también lo eres tú. Después de todo lo oido, es como encontrar un trozo de humanidad al fin.

Enter Rain
Oir esta canción es como trasportarse a un callejón neoyorkino, en noche cerrada, con una lluvia que cae incesante, que te cala, te atraviesa, que no sabes si te limpia o te termina de congelar el corazón. Son más de diez minutos que dejan espacio para muchas reflexiones, incluso para evadirse a un sueño, a un mundo irreal en el que nos gustaría vivir; el nuestro propio, nosotros mismos.

Sólo añadiré que tengo unas ganas increibles de leer la letra de este disco y saber a ciencia cierta de qué va.

PD: Ahora vuestras retinas ya no sufrirán.

domingo, noviembre 12, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - decimotercera entrega

Cuando llegó a casa Juana había tomado una firme decisión: no regresaría a vender los nabos que habían sobrado. Sin embargo esa decisión, que no iba a cambiar por nada del mundo, suponía un contratiempo en la consecución de su plan. Contó los nabos que habían sobrado: veintidós. ¿Qué iba a hacer con esos nabos? Porque lo que estaba claro era que no podía devolvérselos a Jaspi.


Juana caminó en círculos por el comedor de su casa, con las manos cruzadas en la espalda y la cabeza baja, tal como había visto en la tele hacer a Goofy cuando tenía problemas. De repente frenó y levantó un dedo, pero no apareció ninguna bombilla sobre su cabeza. Contrariada, se sentó en el sofá, y fue entonces cuando tuvo la mejor idea de su vida: ¡haría una tarta de nabos! Jaspi no sabría que no los había vendido; los nabos desaparecerían y de paso experimentaría con una nueva receta. Juana estaba tan feliz que se puso a dar palmas. Al momento paró, frunció las cejas, miró hacia arriba: no había bombilla. ¿Qué hacía mal?

sábado, noviembre 11, 2006

fruiticolores

Llega el otoño y con él los colores alegres. Sí, vale, no tiene sentido, pero cuando uno tiene tiempo no necesita de la lógica para justificar sus actos.

martes, noviembre 07, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - duodécima entrega

El día siguiente estuvo cargado de emociones para Juana. Lo primero que hizo al despertarse fue imaginar el viril olor de un oso como Jaspi durmiendo a su lado. Luego desayunó y, con la fuerza que sólo la fe puede brindar, arrastró el saco grande de nabos hasta la plaza del pueblo. Los vecinos que pasaban por allí la observaron con caras consternadas. ¡Nabos! gritaba Juana con los ojos brillantes ¡Nabos mejores! Froberta la rana simpática fue la primera en acercarse a ella y comprar un par de nabos, con la esperanza de que el silencio volviera a la hasta ahora tranquila mañana de domingo. Más tarde el caballo asmático y la gallina feliz hicieron lo mismo. Juana, animada por sus propios pensamientos, subía la voz sin darse cuenta, y con ello logró que tres habitantes más se acercaran y compraran nabos. Finalmente el propio Vigilio apareció en la plaza y, con el tono grave que era incapaz de usar con Lulú, la amenazó con pasar un rato en comisaría. Juana, impresionada por el uniforme de Vigilio, recogió el saco y salió corriendo hacia su casa . ¡Sólo faltaría que sus planes se vieran truncados por la ley!

Por la tarde, recuperada ya del susto, cargó el saco pequeño a sus espaldas y se dirigió el pueblo vecino. Las colas eran muy largas ya cuando llegó, y la rabia se desató cuando comprobaron que no había más que unos pocos nabos que comprar. Juana les intentó explicar que regresaría con más, pero su voz apenas se oyó bajo el abucheo de gente con ojos desencajados que intentaban arrancar los nabos a los que habían tenido la suerte de poderlos comprar. Alguien propuso agarrar a Juana como rehén hasta que trajeran más nabos, y la deficiente huyó a una velocidad que dejó a todos los que la perseguían con la boca abierta y los brazos extendidos en el aire durante unos segundos. Luego los bajaron y siguieron pegándose.

miércoles, noviembre 01, 2006

o&j02

o&j01

martes, octubre 31, 2006

Very beautiful, thank you

Hola fans del blog.

Me dirijo a vosotros para salvaros del desamparo en el que estáis sumidos tras el post de mi querido compi Fresquito. Porque sé, como si os hubiera visto con mis propios ojos, que os habéis llevado las manos a la cabeza, que habéis abierto mucho la boca, que habéis exclamado ¡Santo Dios! o ¡Cáspita! o ¡Puñetas! (los malhablados), y luego, entrecerrando los ojos, os habéis propuesto volver a leer el post, esa conversación sin pies ni cabeza, en un idioma extraño, germánico, ¡casi vikingo! donde se dan muchos números y muchas IP's y muchas cosas raras.
¡No temáis! ¡yo tampoco lo he entendido! Pero eso no nos convierte en inferiores. Son pamplinas de hackers, de malandrines del espacio, ¡de gamberros! y eso nosotros no lo entendemos porque somos buenas personas. Fresquito también lo es, no digo que no, pero le gustan las cosas raras (yo entre ellas, ¡imaginaos!), y como ha entendido la conversación y le ha gustado, la ha querido compartir con todos nosotros. Así que ha sido un acto de buena intención, porque él, además de buena persona, es generoso. Así que, queridos fans, dejad de fruncir las cejas, relajad la mano que sujeta el ratón, abrid los brazos y sonreid, acercaos al monitor y besadlo, agradeced así un regalo de alguien que os quiere.
Y luego esperad, con la paciencia y el buen humor que os caracteriza, la próxima entrega de la Historia de Ossco y Jaspi.

127.0.0.1

He aquí un dialogo que he encontrado en un foro. No sé si es verídico o no, pero no me extrañaría. Sealo o no, me he reido a base de bien.

* bitchchecker (~java@euirc-a97f9137.dip.t-dialin.net) Quit (Ping timeout#)
* bitchchecker (~java@euirc-61a2169c.dip.t-dialin.net) has joined #stopHipHop
bitchchecker> why do you kick me
bitchchecker> can't you discus normally
bitchchecker> answer!
Elch> we didn't kick you
Elch> you had a ping timeout: * bitchchecker (~java@euirc-a97f9137.dip.t-dialin.net) Quit (Ping timeout#)
bitchchecker> what ping man
bitchchecker> the timing of my pc is right
bitchchecker> i even have dst
bitchchecker> you banned me
bitchchecker> amit it you son of a bitch
HopperHunter|afk> LOL
HopperHunter|afk> shit you're stupid, DST^^
bitchchecker> shut your mouth WE HAVE DST!
bitchchecker> for two weaks already
bitchchecker> when you start your pc there is a message from windows that DST is applied.
Elch> You're a real computer expert
bitchchecker> shut up i hack you
Elch> ok, i'm quiet, hope you don't show us how good a hacker you are ^^
bitchchecker> tell me your network number man then you're dead
Elch> Eh, it's 129.0.0.1
Elch> or maybe 127.0.0.1
Elch> yes exactly that's it: 127.0.0.1 I'm waiting for you great attack
bitchchecker> in five minutes your hard drive is deleted
Elch> Now I'm frightened
bitchchecker> shut up you'll be gone
bitchchecker> i have a program where i enter your ip and you're dead
bitchchecker> say goodbye
Elch> to whom?
bitchchecker> to you man
bitchchecker> buy buy
Elch> I'm shivering thinking about such great Hack0rs like you
* bitchchecker (~java@euirc-61a2169c.dip.t-dialin.net) Quit (Ping timeout#)
* bitchchecker (~java@euirc-b5cd558e.dip.t-dialin.net) has joined #stopHipHop
bitchchecker> dude be happy my pc crashed otherwise you'd be gone
Metanot> lol
Elch> bitchchecker: Then try hacking me again... I still have the same IP: 127.0.0.1
bitchchecker> you're so stupid man
bitchchecker> say buy buy
Metanot> ah, fuck off
bitchchecker> buy buy elch
* bitchchecker (~java@euirc-b5cd558e.dip.t-dialin.net) Quit (Ping timeout#)
* bitchchecker (~java@euirc-9ff3c180.dip.t-dialin.net) has joined #stopHipHop
bitchchecker> elch you son of a bitch
Metanot> bitchchecker how old are you?
Elch> What's up bitchchecker?
bitchchecker> you have a frie wal
bitchchecker> fire wall
Elch> maybe, i don't know
bitchchecker> i'm 26
Metanot> such behaviour with 26?
Elch> how did you find out that I have a firewall?
Metanot> tststs this is not very nice missy
bitchchecker> because your gay fire wall directed my turn off signal back to me
bitchchecker> be a man turn that shit off
Elch> cool, didn't know this was possible.
bitchchecker> thn my virus destroys your pc man
Metanot> are you hacking yourselves?
Elch> yes bitchchecker is trying to hack me
Metanot> he bitchchecker if you're a hacker you have to get around a firewall even i can do that
bitchchecker> yes man i hack the elch but the sucker has a fire wall the
Metanot> what firewall do you have?
bitchchecker> like a girl
Metanot> firewall is normal a normal hacker has to be able to get past it...you girl^^
He> Bitch give yourself a jackson and chill you're letting them provoce you and give those little girls new material all the time
bitchchecker> turn the firewall off then i send you a virus fucker
Elch> Noo
Metanot> he bitchchecker why turn it off, you should turn it off
bitchchecker> you're afraid
bitchchecker> i don't wanna hack like this if he hides like a girl behind a fire wall
bitchchecker> elch turn off your shit wall!
Metanot> i wanted to say something about this, do you know the definition of hacking??? if he turns of the firewall that's an invitation and that has nothing to do with hacking
bitchchecker> shut up
Metanot> lol
bitchchecker> my grandma surfs with fire wall
bitchchecker> and you suckers think you're cool and don't dare going into the internet without a fire wall
Elch> bitchchecker, a collegue showed me how to turn the firewall off. Now you can try again
Metanot> bitchhacker can't hack
Black> nice play on words ^^
bitchchecker> wort man
Elch> bitchchecker: I'm still waiting for your attack!
Metanot> how many times again he is no hacker
bitchchecker> man do you want a virus
bitchchecker> tell me your ip and it deletes your hard drive
Metanot> lol ne give it up i'm a hacker myself and i know how hackers behave and i can tell you 100.00% you're no hacker..^^
Elch> 127.0.0.1
Elch> it's easy
bitchchecker> lolololol you so stupid man you'll be gone
bitchchecker> and are the first files being deleted
Elch> mom...
Elch> i'll take a look
bitchchecker> don't need to rescue you can't son of a bitch
Elch> that's bad
bitchchecker> elch you idiout your hard drive g: is deleted
Elch> yes, there's nothing i can do about it
bitchchecker> and in 20 seconds f: is gone
bitchchecker> tupac rules
bitchchecker> elch you son of a bitch your f: is gone and e: too
bitchchecker> and d: is at 45% you idiot lolololol
He> why doesn't meta say anything
Elch> he's probably rolling on the floor laughing
Black> ^^
bitchchecker> your d: is gone
He> go on BITCH
bitchchecker> elch man you're so stupid never give your ip on the internet
bitchchecker> i'm already at c: 30 percent
* bitchchecker (~java@euirc-9ff3c180.dip.t-dialin.net) Quit (Ping timeout#)

sábado, octubre 28, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - undécima entrega

Juana quería vender todos los nabos con el objetivo de alegrar a Jaspi, y conseguir de paso que se enamorara de ella; no porque sintiera verdadero amor hacia él, sino porque en todas las películas que veía por las tardes, las chicas guapas conseguían el amor de los chicos guapos, y no tenían ninguna necesidad de vender nabos nunca más. De modo que elaboró un plan mientras se horneaba la primera tarta de manzana que preparaba en su vida. Juana estaba muy orgullosa. La vida le sonreía.

El plan era sencillo. Había que tener en cuenta dos factores: uno, que en el pueblo vecino los nabos se vendían sin problemas y hasta llegaban a formarse colas frente a ella, que nunca habían llegado al final cuando los nabos del saco se terminaban, y se ocasionaban por lo tanto disputas que Juana evitaba abandonando el pueblo a toda prisa. Dos: el saco destinado al pueblo vecino era más grande y pesaba tres veces más. La importancia de este factor era para Juana fundamental, y la solución evidente; esa semana, en lugar de llevarse primero el saco enorme al pueblo de al lado, y luego el pequeño a su pueblo, lo haría al revés. Empezaría por arrastrar el saco enorme hasta la plaza del pueblo, donde, como siempre, un número insignificante de aldeanos se acercarían y con unas monedas y una sonrisa condescendiente se llevarían unos pocos nabos. ¡Aunque tal vez al ver que el saco era más grande pensarían que los nabos eran más buenos, y comprarían más! Luego se llevaría el saco pequeño al pueblo de al lado y, si faltaban nabos, volvería al día siguiente con los que habrían sobrado del saco grande. Al fin y al cabo, ¡qué manía tan tonta era esa de usar dos sacos! El saco pequeño es para este pueblo, porque aquí apenas hay demanda. Recuérdalo, decía siempre Jaspi. Juana mordisqueó un trozo de tarta con una risilla nerviosa, mientras se imaginaba vestida de blanco en brazos del oso más bueno del mundo. ¡Y la llamaban tonta!

martes, octubre 24, 2006

o&j01

sábado, octubre 21, 2006

una prueba exitosa

Y una prueba más. Esta vez bastante exitosa, diría. Puesto que me gusta dibujar con lápiz mucho más que con tinta, he pensado una nueva metodología para pintar directamente sobre el lápiz, y que quede bien.

La solución es de lo más sencilla y evidente. En vez de aplicar una propiedad de multiplicar a cada color que se pone sobre el dibujo, lo que hago es multiplicar el dibujo y poner capas bajo él. De este modo, los colores no se mezclan entre sí, y no quedan pegotes raros en las juntas de los mismos, sino que donde empieza uno, acaba el otro.

Por lo tanto este dibujo no es otra cosa que eso, una prueba. Una prueba exitosa, eso sí.

jueves, octubre 19, 2006

p(h)ez

miércoles, octubre 04, 2006

mii peña

martes, octubre 03, 2006

mii yo

mii editor

domingo, octubre 01, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - décima entrega

Pero desviémonos un momento de Lulú para centrar nuestra atención en Juana, la deficiente de los nabos. Cada sábado, cuando el sol ya se ha puesto y sólo Froberta, la rana simpática, pasea por el pueblo de charco en charco, Juana abandona su casa y se dirige a paso rápido hacia la de Jaspi. Cuando llega frente a la puerta golpea con los nudillos tres veces, y Jaspi abre con una enorme sonrisa en los labios. Luego la conduce hasta la cocina, donde dos sacos de nabos la esperan. Jaspi se los entrega a la vez que le recuerda que en el de mayor tamaño se encuentran los nabos que deberá vender en el pueblo vecino, donde hay más habitantes y, por alguna extraña razón, todos parecen adorar los nabos. En el de menor tamaño se encuentran los nabos que deberá vender al día siguiente en ese pueblo.

Juana asiente aguantándose la risa. Le resulta divertido que Jaspi siempre le repita lo mismo, como si fuera tonta. Se carga los sacos en la espalda, uno a cada lado, y abandona la casa brincando de alegría. Jaspi le da siempre unas buenas monedas por vender sus nabos. Sobre todo en el pueblo de al lado, donde la gente, los domingos por la mañana, la esperan ya con los brazos abiertos. En este pueblo, sin embargo, le cuesta mucho que nadie le compre un solo nabo. No se explica por qué. Juana deja de dar brincos y frunce las cejas. ¿Acaso son tontos? Los nabos son nabos, y tan buenos son en un pueblo como en otro. Si lograra vender todos los nabos, seguro que Jaspi se pondría muy contento, y al ser un oso bueno, le haría un buen regalo, tal vez un ramo de esas flores tan bonitas. ¡Tal vez incluso se enamoraría de ella! Juana vuelve a dar brincos de camino a su casa, y cuando se cruza con Froberta lanza una carcajada que tiene algo de tétrico en la oscuridad del camino.

domingo, septiembre 24, 2006

pieses

miércoles, septiembre 20, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - novena entrega

Una mañana como tantas otras, Ossco reposaba en su silla de mimbre cuando Jaspi se plantó frente a él de un salto y le clavó la mirada más pérfida de la que un oso es capaz. Mirada de zorro, de tigre, de hiena a punto de atacar.

— ¡Villano! —le lanzó esta palabra a Ossco como si de una bala se tratara. Ossco le aguantó la mirada y luego lentamente cruzó las piernas y se colocó una mano bajo la barbilla.
—¿Querías algo, querido Jaspi? —preguntó con todo el sarcasmo del que es capaz un oso malo.
—¡Bellaco! —escupió de nuevo Jaspi, y la boca le temblaba, sin duda por articular tales palabras a las que no estaba acostumbrado. —¡Cómo te atreves a tocar mis flores!
—¿Tus flores? por nada del mundo me acercaría yo a tus flores. Apestan tanto como tú.
Jaspi abrió mucho la boca. Luego la cerró. Dio una patada a la silla en la que reposaba Ossco y el oso malo fue a parar de bruces al suelo. Desde allí vio cómo Jaspi arrancaba las florecillas de su jardín una a una y pisoteaba luego la tierra para arrancar las raíces. Cuando ya no quedaba más que el marrón de la tierra vacía, Jaspi se giró hacia Ossco y lo amenazó:

—Como te vuelvas a acercar a mi plantación, te tiraré al río con una piedra atada al cuello. Y ni la gorda esa podrá salvarte.

Luego se alejó a toda prisa por entre los árboles y Ossco lo oyó canturrear una canción alegre típica de los osos buenos cuando están contentos. También oyó una especie de gruñido ahogado que parecía venir de los árboles, pero no le dio importancia porque bastante trabajo tenía en levantarse y arreglar la silla. Lulú, con los dos puños dentro de la boca para ahogar su rabia, planeaba ya la venganza.

jueves, septiembre 14, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - octava entrega

Al cabo de unos días la florecilla rosa había alcanzado el tamaño de una zarpa de oso, y a su alrededor habían crecido cuatro flores más, de distintos colores. A Ossco nunca le habían gustado las flores, ni los colores; sin embargo, alrededor de estas colocó una fila de piedras que recogió del río, y cada noche, antes de acostarse, se dedicaba a regarlas y a contarles cosas en un tono de voz tan bajito que ni las flores hubieran logrado oír si hubieran poseído oídos. No comprendía qué le ocurría, pero la presencia de esas flores le llenaba el pecho de cosquillas y otorgaba sentido a su vida. Cada mañana, antes de abrir la puerta de su casa, se asomaba a la ventana que había justo encima de ellas, y las observaba con una sonrisa en los labios.

Lulú, por su parte, lo observaba todo desconcertada: Ossco, el oso malo, se había convertido en un afeminado.

domingo, septiembre 10, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - séptima entrega

Los días siguientes pasaron sin pena ni gloria. Lulú tuvo que aceptar una vez más su incondicional amor por Ossco, lo cual en el fondo alegró a Vigilio, pues ello le permitía pasar todas las noches secando las lágrimas de la hipopótamo, y le permitía también focalizar hacia un ser concreto el odio que le creaba la frustración de no poseerla.


Ossco pasó unos días sin salir de casa. Nadie se dio cuenta, excepto los pajarillos que revoloteaban cerca del río. Nadie en su sano juicio se acercaría a la casa de un oso malo. Y por eso nadie supo tampoco por qué lo hizo. Tal vez se sintió indispuesto, o demasiado holgazán para levantarse de la cama, o temió encontrar a la hipopótamo oculta tras un escuálido árbol. Cuando por fin abandonó su casa y, tras llenar sus pulmones de aire fresco, lo primero que vio, al lado de la puerta, fue una minúscula flor rosácea cuyo tallo había osado atravesar la tierra y mostrarse en su jardín sin flores. Pero, al contrario de lo que hubiera sido lógico en un oso malo, Ossco no se apresuró a pisotearla sin piedad. Lo que hizo fue agacharse y observarla con detenimiento; tocó sus pétalos, sus hojas, acercó la nariz y sintió unas cosquillas irreprimibles en las entrañas. Sonriendo con la sonrisa afable y despistada del abuelo que acaba de ver pasar a su nieto favorito, se sentó en su silla de mimbre frente al río y pensó que la vida, a veces, era bonita. No sabía que la aparición de esa flor le demostraría todo lo contrario, como tampoco sabía que los ojos de Jaspi lo observaban tras un árbol apartado.

miércoles, septiembre 06, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - sexta entrega

Ossco descansaba en la silla de mimbre que colocaba cada mañana frente al río. Tenía los ojos cerrados y su barriga ascendía y descendía pausadamente al tiempo que su boca emitía un suave ronquido. Lulú lo observó tras un árbol largo rato, las manos cerradas sobre el ramo de flores, los pies de puntillas, los ojos abiertos y brillantes como perlas que aún no han abandonado la ostra. El tiempo parecía detenido y lo hubiera estado si de Lulú hubiera dependido. Los pájaros que observaban la escena desde las ramas del árbol tras el cual ocultaba su cuerpo la hipopótamo suspiraron también con resignación cuando la observaron depositar el ramo de flores sobre la barriga de Ossco.

Cuando la hipopótamo abandonó la escena, corriendo de puntillas con una enorme sonrisa en los labios, echaron a volar, y sólo uno, escondido en una rama alta, pudo ver la cara de hastío con que el oso abrió los ojos y miró las flores de colores. Luego el pájaro voló a reunirse con sus compañeros, porque ya sabía que Ossco era un oso malo y nada de lo que pudiera hacer a partir de ese momento lo podía sorprender. Así que nadie vio a Ossco levantarse indignado de la silla con el ramo en la mano, blasfemándole al cielo, al río y a los árboles, ni lo vieron luego lanzarlo con fuerza al suelo, ni pisotearlo luego con la rabia que sólo un oso malo puede emplear para pisotear las flores más bonitas del mundo.

domingo, septiembre 03, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - quinta entrega

Lulú, mientras tanto, llegó a la plantación de flores. Los colores se extendían hasta llenar un rectángulo los extremos del cual no alcanzaba a ver la hipopótamo. Las abejas danzaban risueñas sobre las flores, que temblaban con la brisa matinal y perfumaban el aire con el olor de la felicidad. La hipopótamo observó la escena con la boca abierta y las manos unidas sobre el pecho, como si la mismísima Virgen hubiera aparecido ante ella. Luego, colmada como estaba de felicidad, sintió las lágrimas asomarse a sus ojos, las mismas lágrimas que se asoman a los ojos de las personas colmadas de felicidad, pero que en el caso de Lulú sólo vinieron a recordarle que todo era una farsa, que en realidad la felicidad no se encontraba en ese extremo del pueblo sino ante el río, ante los ojos de hielo de Ossco.

Juntó fuerzas que ni ella misma era consciente de poseer y logró frenar el llanto. Inmediatamente una idea alegre e inocente como las abejas que revoloteaban a la altura de sus rodillas nació en su cabeza: recogería un ramo de flores exóticas, de esas flores que nadie más en el pueblo poseía y que, según rezaba la voz popular, eran capaces de llevar la alegría al ser más triste y apagado del mundo. Ossco era ese ser, y Lulú lo resucitaría para que pudiera así apreciar la grandeza del amor. Se secó las lágrimas con las manos temblorosas por la excitación y, tras comprobar que no había nadie cerca, recogió un ramo de flores exóticas. Lo hizo de tal modo que la ausencia de las flores pasara desapercibida, para no molestar a Jaspi, a pesar de que, tratándose de un oso tan bueno, estaba segura de que no se hubiera molestado. Una vez tuvo el ramo en la mano, echó a correr hacia el río, y los habitantes del pueblo, al oír la dirección que tomaban los temblores de la tierra, suspiraron con resignación.

martes, agosto 29, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - cuarta entrega

Una mañana Lulú abandonó su casa como siempre la abandonaba por las mañanas, convencida de que había superado su desamor y era por fin un alma libre en proceso de sanación. Se dirigió hacia la zona más alta del pueblo, convencida de que no volvería nunca más al río. Paseó entre los arces, saludó a las ardillas que correteaban por los troncos, se tumbó sobre la hierba y recibió con una sonrisa el sol de primavera. Luego, con el objetivo de marcar aún más en su cabeza la distancia que la separaba de Ossco, caminó hasta la casa de Jaspi. Desde lejos se olían ya las flores de su jardín, y al olerlas Lulú sintió una felicidad hasta entonces desconocida, que atribuyó a la libertad de la que gozaba por fin su corazón.

Canturreando una canción llegó por fin a la casa del oso bueno y llamó a la puerta; nadie respondió. Como todo el mundo sabía que Jaspi era un oso de gran corazón, Lulú no sospechó que pudiera estar escondido tras las cortinas celestes de su ventana, observando con horror la enorme sonrisa de la hipopótamo y temiéndose el siguiente destinatario de los llantos nocturnos. Así que Lulú, aún canturreando, se alejó de la puerta y Jaspi, exhalando un enorme suspiro, regresó a la cocina donde había una montaña de pétalos secos de flores exóticas que procedió a introducir en pequeñas bolsas de plástico con algún fin desconocido pero necesariamente bueno, por ser Jaspi el oso bueno del pueblo, como todo el mundo sabía.

sábado, agosto 26, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - tercera entrega

Siento el retraso de la tercera entrega. No ha sido por alimentar ese ansia animal que ha despertado el cuento, ni por ver cómo os subías por las paredes y pulsabais F5 compulsivamente esperando que de un momento a otro el blog se actualizara. No soy tan cruel. Ha sido culpa simplemente de mi espalda, que ya no está para los trotes a los que la someto (básicamente mover el ratón de arriba a abajo todo el día, mientras giro el cuello en dirección a la pantalla). Ahora que parece haberse recuperado, me dispongo a saciar vuestra sed con una tercera entrega del tan esperado cuento de Ossco y Jaspi. Aprovecho para aclarar que las entregas son cortas para alimentar la emoción, y no porque pretenda usar tres páginas de cuento para actualizar el blog durante tres meses. Nada más lejos de mi intención.



* * *

Y efectivamente, la chispa que inició la guerra en el apacible pueblo fue el amor. El amor que Lulú sentía por Ossco, el fuego que alimentaba cada mañana cuando lo observaba tras los árboles, sus protuberantes caderas ocultas apenas por los troncos de los cerezos. El amor del que pretendía deshacerse cada noche a través de llantos inacabables que despertaban a los vecinos y de los que más de una vez se había tenido que ocupar Vigilio, el policía del pueblo.

Cuando Vigilio recibía una llamada a partir de las once de la noche, sabía perfectamente que se trataba una vez más del desamor de Lulú. Antes de dirigirse a la casa de la hipopótamo se apretaba el cinturón, ensayaba el tono de voz grave con el que se dirigiría a ella, con el que la amenazaría con pasar una noche en el calabozo si era incapaz de contenerse. Pero cuando los ojos rojos aparecían tras la puerta, lo único que lograba abandonar su garganta eran apelativos cariñosos, frases de consuelo a las que Lulú se agarraba para soltar los llantos una vez más, ocasión que él aprovechaba para abrazarle la espalda y oler la colonia de su pelo.

Vigilio era un policía serio, responsable, alguien que se tomaba muy en serio su trabajo y no necesitaba de ayudantes para mantener la ley y el orden en el pueblo. Sólo frente a las lágrimas de Lulú perdía toda su compostura, y si hubiera podido convertir sus esposas en ramos de flores lo hubiera hecho sin dudarlo, y las hubiera colocado en las manos de la hipopótamo más bonita del pueblo.

Las visitas de Vigilio terminaban siempre frente a dos tazas vacías de chocolate en el comedor de Lulú, con el sol entrando tímidamente por la ventana, después de horas interminables de conversación en las que Lulú sollozaba sus sentimientos hacia Ossco mientras Vigilio escondía las ganas de besar sus lágrimas tras frases de ánimo, sonrisas y caricias en el dorso de la mano. Cuando por las mañanas abandonaba la casa de Lulú, notaba cómo había crecido en su pecho el odio por Ossco.

sábado, agosto 19, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - segunda entrega

Jaspi y Ossco no eran amigos, y eso era algo que también todo el mundo sabía. Nadie recordaba haberlos visto jamás juntos, y ni Jaspi se acercaba nunca a la zona del río, ni Ossco a la zona de los arces. En los acontecimientos públicos tales como la celebración de fin de año frente al río, o la muestra de tarjetas de san Valentín que se organizaba cada año en la plaza del ayuntamiento, o bien se colocaban en extremos opuestos y evitaban el contacto visual, o bien alguno de los dos se quedaba en casa, siendo este último normalmente Ossco, por su naturaleza hosca y por ser un oso malo, como todos sabían.


A pesar de no haber presenciado nunca una sola disputa entre ellos, la enemistad se daba por supuesta entre los habitantes del pueblo, y a menudo se explicaba remontándose a tiempos remotos que nadie recordaba porque sencillamente ninguno de ellos había nacido aún por aquel entonces. Porque los osos viven más que las gallinas, las vacas, las ranas e incluso los caballos, y por eso mismo Jaspi y Ossco no sólo eran los únicos osos del pueblo, sino también los habitantes más mayores. Eso dejaba plena libertad a los otros animales para inventar historias de herencias y rivalidades amorosas que daban perfecto sentido a esa enemistad, ya que los aldeanos consideraban el dinero y el amor las dos únicas fuerzas capaces de mover el mundo.

miércoles, agosto 16, 2006

Historia de Ossco y Jaspi - primera entrega

Fresquito, ante la posibilidad de que el éxito de mis cuentos eclipse el de sus dibujos, ha sometido la tableta gráfica a una actividad frenética que no sé yo si el aparatejo va a resistir durante mucho tiempo. Por si acaso, y porque me lo pedísteis, fieles lectores a quienes me debo, he decidido colgar otro texto.

No es un cuento, ni lo he escrito hace poco. Lo empecé hace unos meses, inspirada por la atmósfera tan risueña y animal de Ynis (no olvidemos que Ynis es el lugar paradisíaco donde reside Fresquito, y donde realizaba yo hace un tiempo mis labores de reportera). En principio era un cuento largo. Lo pensé, incluso escribí el esquema en el que me fijaría a la hora de escribirlo. Sólo me faltó esto último: escribirlo. Empecé, rellené tres páginas y lo abandoné, tal como viene siendo habitual en mí.

Así que he decidido ponerlo a prueba y darle así una segunda oportunidad. Colgaré hoy el principio, otro día una segunda parte, otro una tercera, y si tiene éxito, si vosotros, lectores voraces, reclamáis más, entonces tal vez lo vaya terminando para poder seguir con las entregas. Si no reclamáis más puede ser que también lo termine, si me apetece, y hasta que siga colgando entregas, sólo que en ese caso será una tarea sin sentido, como tantas otras que realizo a lo largo del día.

Sin más preámbulos os dejo con la historia de Ossco y Jaspi, dos personajes entrañables.


HISTORIA DE OSSCO Y JASPI

Capítulo primero


Había una vez un pueblo muy pequeño donde vivían un oso malo y un oso bueno. Había más habitantes, como la rana simpática, la oveja presumida o la gallina feliz, pero ninguno de ellos hizo nada en especial, a parte de pescar, recoger frutas o jugar al dominó. Ninguno, excepto los osos, inició una guerra.

Ossco, el oso malo, vivía en un extremo del pueblo. Su casa reposaba frente al río, y le gustaba sentarse en una silla de madera y observar el agua pasar. De vez en cuando al río se acercaba Lulú, una hipopótamo de estruendosa cursilería cuyos sentimientos por Ossco eran tan obvios, y habían durado tanto tiempo, que se consideraban ya patrimonio del pueblo, así como los eperlanos, las peras y los fósiles que aparecían debajo de las piedras de vez en cuando. Tan sólo Ossco parecía no percatarse de ellos, aunque se rumoreaba que no era más que una estrategia para evitarlos.

Jaspi, el oso bueno, vivía en la zona más alta de la aldea, y enormes arces del color de la miel rodeaban su casa. La mayor afición de Jaspi era el cultivo de flores exóticas. A pocos metros de su casa, en una extensión parecida a un río de colores, crecían flores de todo tipo que Jaspi plantaba con cuidado cada primavera, y regaba a diario en cuanto oscurecía. A consecuencia de ello todas las casas cercanas, entre las que se encontraban la del caballo asmático y la de la vaca sin cuernos, gozaban del perfume dulzón de las flores. Y por eso todos querían a Jaspi. Por eso y porque era un oso bueno, y eso lo sabía hasta Juana, una deficiente mental que cada domingo salía a la calle cargada de nabos y se empeñaba en presentarlos como artículos de valor que los vecinos, por pena y hastío, adquirían a cambio de unas monedas.

martes, agosto 15, 2006

efectos adictivos

Y sigo con mis pruebas tontas. Me he descubierto adicto a algo tan simple como pueda ser dar un efecto de luz. Y la verdad es que es una tendencia que debo empezar a reprimir, si no quiero que todo lo que haga acabe pareciendo un reciclado de efectos baratos. Pero bueno, dado el hecho de que la mayoría de dibujos no son sino pruebas, una vez completado el coloreado normal, no hay razón aparente para no intentar efectos más glamurosos. El resultado no es siempre brillante, pero para ir rompiendo mano, va muy bien.

sábado, agosto 12, 2006

head collector

Head Collector es un dibujo con una historia curiosa (que no interesante) tras de si. Fue durante la creación de un personaje de Ars Magica que dibujé este ser tan adorable. El personaje no era para mi, sino para un colega. Tras mucho tiempo de reflexión, había decidido hacerse un Hobbit típico y tópico, para una partida ambientada en la Tierra Media, en la época de la Guerra del Anillo. El argumento me lo curré mucho, muchísimo. La historia de la campaña se mezclaba de manera inapreciable con la propia del antiguo reino Arthedain. Me pasé horas y horas analizando el pasado de la zona, buscando un resquicio, un agujero en blanco donde poder aferrarme y desde ahí construir puentes entre la fantasía mía y la de Tolkien. Y al final lo encontré.

Tanto esfuerzo de documentación para que luego tu jugador se haga un hobbit típico y tópico. Por eso hice este head collector, creo que resume bastante bien lo que durante aquella creación sentí. A la hora de pintarlo he seguido una metodología totalmente diferente a la que venía usando. Cabe decir que no estoy muy satisfecho con el resultado final. Ha habido un momento en el que creñia tener todo bajo control, y de repente, ¡paf! Descubres que no, que se han mezclado dos capas que deberían de estar en diferentes planos, y que ya no puedes hacer nada, sino pasarte un buen par de horas retocando el dibujo. Conclusión, así se queda el dibujo, y a quien no le guste, que se aguante.

viernes, agosto 11, 2006

probando, probando

Pues sí, pruebas, pruebas es lo que de vez en cuando hago. Menos de vez en cuando de lo debido, lo reconozco. Hoy he hecho una prueba, directamente con la tableta, todo ello. Quería probar más que nada lo que es pintar con colores planos. También quería conseguir un efecto específico tipo "postproducción". Me gusta como me ha quedado este efecto, el otro no tanto, la verdad. Dibujar con la tableta es horrible, tan... tan frio... pintar tiene más gracia, eso sí.



Y ya que estoy de pruebas, aquí va otro rostro sin sentido. Esta vez dibujado a mano, porque me daba vergüenza ajena el otro. No se parece en demasía a mi estilo habitual, pero siempre va bien eso de probar a pintar y sombrear usando formas más toscas, de origen más geométrico.

Para que luego algunos digan que no escribo ni dibujo ni nada... y lo peor es que lo dicen con razón. Me voy redimiendo, me voy redimiendo...

dur series - johntest bravo

como un negro
como un cubata
como un cerdo

Vuelve este pequeño apartado, y lo hace con un personaje que nunca llegó a aparecer en el cómic, pero que sin embargo fue diseñado. Como algunos observareis, es un homenaje al gran Johnny Bravo, ¡juja! Oooooooooh nena. No voy a especificar de donde viene lo de Johntest, supongo que los interesados lo sabreis ya.

jueves, agosto 10, 2006

666.amor.tv

Focos que iluminan las columnas amenazantes, que se alimentan de vida entretegida; manos que se agarran sin esperanza, sin un mañana más allá del crepitante anochecer. Arde la tierra de las brujas, como si la Inquisición en su desierto existencial hubiese encontrado un resquicio por el que traspasar el velo del tiempo, y ahora, intentara recuperar todos los tics-tacs que ha perdido desde su desaparición. Miles de serpientes rojizas bucean entre la maleza, como lenguas obscenas que buscan los muslos de una meiga. Lenguas sin más, sin ojos, sin cerebro, sin corazón. Lenguas que lamen y frotan, que queman y abrasan. Lenguas que no hablan sino el lenguaje de la muerte.

Irse resulta tan sencillo, tan indiferente, es como si nunca hubieses estado allí. Nadie te echará de menos. Nadie echará en falta tus pasivos abrazos, tus correrías, tus vuelos, tus paseos nocturnos, o tu furtivo caminar. Nadie te llorará mientras no tengas un collar en torno al cuello, o un porche a tu cobijo. Nadie pensará en el individuo vivo que fuiste, en la cantidad de energía que invertiste para llegar a ser lo que eras antes de convertirte en un ascua con cierto regusto a pino, zorro o ardilla. Nunca pediste nada a nadie, siempre fuiste a tu aire, siguiendo la senda que tu naturaleza te marcó. Hasta que aquel brillo se cruzó en tu camino, aquel antinatural signo de humana inhumanidad. Mueres arrancado del lugar en el que creciste, ascendiendo al cielo que siempre miraste con desconfianza, sin la compensación de convertirte en una cifra siquiera. Cruel destino que tus asesinos no compartirán.

Lo que nosotros compartiremos serán tertulias, y ruedos informativos y de opinión. Compartiremos todo menos sentido común; no se puede compartir algo que no se tiene. Pero no temais, podremos compartir mentiras, medias verdades y falsedades rotundas. Una amalgama de máscaras y sentimientos devaluados, comprados en la tienda de los veinte duros. Lo siento, pero la consternación es el sentimiento que cotiza al alta esta semana, sino tal vez ni lo sentiría. Si quieres euforia tendrás que esperar a que Alonso vuelva a ganar una carrera. Todos podemos ser corredores en la bolsa de los sentimientos artificiales, es la gracia del asunto, y el misterio de su éxito. Es tan simple como enviar un sms al 666 poniendo AMOR en el mensaje y esperar a que la sonrisa bobalicona se esculpa en nuestro rostro. O encender la televisión y esperar a que el milagro sea obrado.

Y mientras tanto, a ti, mi querido jabalí, no te dejarán ser ni un maldito número.

domingo, agosto 06, 2006

Un sacrificio necesario

La incipiente adicción de Fresquito al fútbol americano amenaza con convertir este blog en uno más de los miles de blogs que empezaron su vida con ilusión y acabaron luego abandonados, condenados a flotar en la blogosfera con la misma sonrisa bobalicona con que nacieron, abandonados sin compasión. Como los cuadernos que se empiezan en el cole en septiembre, y se estrenan con buena letra y el uso de múltiples bolígrafos de distintos colores —rosa para el título, azul para los números, negro para las letras, amarillo para la fecha—, para acabar arrugados, sucios y llenos de garabatos hechos con el primer bolígrafo que se tiene a mano.
Eso va a sucederle a Ynis si Fresquito no recupera el juicio. Y dado que eso parece algo difícil, al menos a corto plazo, me veo obligada a hacer algo. Algo como colgar uno de mis aclamados cuentos que sin duda os mantendrá, a vosotros, lectores anónimos, ávidos de nuevas actualizaciones. Todo sea por el bien de Ynis.



Cuento sin título (y largo, sabe Dios que largo)


Yo te oía, pero tuve que ignorarte para no volverme loca. Me decías ve, y me decías hazlo y me decías dilo, y luego, cuando no te hacía caso, te enfadabas conmigo; podía notar tu rabia en mi cabeza, rozándome el cráneo, amenazándome con convertir en realidad mis peores pesadillas. Al principio te hice caso porque tenía miedo. Miedo al destino, y a las represalias, confianza en tu inexistencia, en que fueras tan sólo la voz de mi intuición. Pero te enfadabas. Debía hacer las cosas cuando me las ordenabas, y tal como tú querías que las hiciera. Una vez me pediste que limpiara todas las persianas de la casa. Para distraerme, dijiste, para hacer algo positivo con mi ociosidad, para aprovechar la energía física propia de mi juventud. Las bajé, tal como sugeriste, y pasé dos horas limpiándolas bajo la luz de la lámpara del comedor. Cuando llegó mi madre me encontró de rodillas frente a la persiana del balcón, chorreando suciedad, sumida en la noche de las cuatro de la tarde. Su reacción fue hasta cierto punto previsible; abrió mucho la boca, preguntó qué estaba haciendo, por qué limpiaba las persianas, por qué tenía la luz encendida; se acercó mucho a mí, buceó en mis ojos, preguntó: ¿estás bien? Odio esa pregunta retórica que sólo admite como respuesta aquello que es obvio que es mentira. Sí, claro, respondí. Luego volví a subir las persianas, que gotearon polvo durante un buen rato, me duché, puse cara de felicidad, y cuando mi madre volvió a mirarme a los ojos, confundida aún, asustada, le di un beso en la mejilla y salí a dar un paseo. No me preguntó nada más. Y tú te enfadaste. Empezaste a llamarme cobarde, irresponsable, a pedirme a gritos que hablara con ella. Pero no podía hablarle de ti, y eso lo sabías muy bien. Si lo hubiera hecho me hubiera mandado a un psicólogo, o a un psiquiatra, a cualquier matasanos cargado con pastillas destinadas a hacerte desaparecer. Y eso tú no lo querías, sólo querías que hablara con ella de otros aspectos de mi vida; de Carlos, de Amanda, del acné y los kilos de más, del futuro. Que fingiera ser una joven normal con problemas absurdos y la hiciera sentirse una madre normal con una hija tan absurda como todas las demás. No podía. Y te enfadaste. Me empezaste a gritar. Me llamaste pusilánime, ególatra, timorata. Usabas ese tipo de vocabulario anticuado y lo repetías sin parar durante la noche, como música de fondo de todos mis sueños y pesadillas.

Empecé a odiarte. Me exigías cosas que no podía hacer. Querías que me pusiera en ridículo en pos de mi supuesto bien que nunca llegaba. Tampoco llegaban los castigos, o eso parecía al principio. Cuando me pediste que besara al hombre del bar, el que mostraba parte de su trasero sobre la línea de los tejanos, el que sudaba sin parar al tiempo que llenaba su enorme estómago de cerveza y se secaba el bigote mojado con el antebrazo, y me sonreía, me sonreía porque me habías obligado a mirarlo y a sonreírle, no pude hacerte caso. Tuve miedo de que me violara, de que me siguiera hasta mi casa, de que me cogiera del brazo y me lanzara al suelo y me destrozara. Pero sobre todo sentí asco. Y me levanté, fui a pagar la cuenta No, el señor ya ha pagado por ti y la cara socarrona del camarero, y esa sonrisa repugnante más cercana, casi pude olerla, y tú que me ordenabas, que me gritabas, que me alejabas de la realidad a la que pretendías acercarme por mi bien. Noté las miradas en mi espalda como monos obesos agarrados a mis costillas, las colas rozándome las orejas, las patas tapándome los ojos. La puerta se cerró tras de mí y en la oscuridad de la calle tuve más miedo de ti que del hombre. Caminé de prisa, aterrorizada por el enorme silencio que guardabas en mi cabeza, temiéndome a cada paso un desenlace terrible. Imaginaba la muerte de mi madre, la enfermedad de mi madre, accidentes, infartos, sangre, hospitales, ausencias definitivas. Llegué a casa con el corazón en el cuello, y cuando la vi sentada en el sofá viendo la tele, los ojos se me llenaron de lágrimas y me metí en el lavabo a llorar. Seguías callada cuando me lavé los dientes, cuando dije buenas noches, cuando me dormí. Sólo en sueños te atreviste a volver a hablar, y esa vez tu voz sonó suave, aterradoramente cariñosa. Desperté en medio de la noche; no sé si grité, imagino que no, porque nadie acudió en mi ayuda como había pasado otras veces. El corazón me latía tan fuerte que pensé que me ibas a matar, y a pesar de ello logré levantarme de la cama y escribir en una hoja el nombre de mi asesina, tu nombre, la palabra que te describe, seas quien seas. Volví a dormirme creyéndome muerta, y cuando desperté por la mañana el garabato nocturno me pareció infantil y me arrancó una sonrisa.

Te odiaba. Me dije que no me dabas miedo. Me dije que no te oía, y lo repetía cada vez que me hablabas, no te oigo, no te oigo, no te oigo, en voz alta en el autobús, ante las miradas atónitas y morbosas de los viajeros, por la calle, andando con los brazos cruzados como si mi cuerpo necesitara mi propio abrazo para exorcizarte. Mi madre volvió a preguntarme si estaba bien, se lo confirmé, y un día me di cuenta de que era verdad. No te habías callado, seguías tu perorata incansable, me insultabas, me aconsejabas, me sugerías por mi propio bien. Pero lo hacías de un modo menos agresivo, en voz baja, y a veces incluso te ponías a cantar conmigo; escuchábamos juntas los discos de Mecano, cada una fingiendo que la otra no estaba, y cantábamos y yo me reía porque me sentía loca, pero era una manera agradable de estar loca y de serlo y de vivirlo. Al cabo de un mes me llamaron al instituto. Mi madre había caído por las escaleras. Nada grave, está bien, no te asustes, ve al hospital. Fui. Por el camino me temblaban las piernas y todas las articulaciones, y tú me seguías hablando y yo te escuchaba. No me atrevía a ignorarte. Incluso te pedí que todo fuera bien, te llegué a prometer que haría lo que fuera si protegías a mi madre, si hacías que estuviera bien. Llegué a ese lugar de blancos sucios y esperanzas sucias y olor aséptico, y mi madre me sonreía, y estaba bien, un poco pálida, una pierna rota, su preocupación y la mía eran opuestas y aún con una sola pierna buceó en mis ojos y me lo confirmó: Estoy bien, no ha sido nada, tranquila.

Me convertí en tu esclava durante un tiempo. Por miedo y por una especie de extraña deuda, te obedecía. Además tus órdenes no eran tan desproporcionadas, eran incluso razonables, y obedeciéndolas estudié más de lo necesario, compré unas cortinas nuevas para el comedor, hice dos veces autostop para llegar antes a casa y pasé tres tardes en una residencia de ancianos asegurando que necesitaba la experiencia para un trabajo del instituto. No pude obedecer tu última orden. ¿Cómo podía creer que si me lanzaba a las vías del metro no me iba a ocurrir nada? Los primeros días me acercaba, miraba la distancia entre las vías, el roce cortante de las ruedas cuando el convoy llegaba, serpiente enorme y angustiada. Tú insistías, me amenazabas, me hablabas de enfermedades y muerte, y una vez fingí que mi carpeta resbalaba hacia las vías y bajé a buscarla, poco antes de que aparecieran las luces. La gente gritó, un hombre se lanzó y me subió en brazos, una mujer rubia y obesa me gritó tan fuerte que no pude oírte. Cuando por fin me alejé por el pasillo, abrumada, pude oír tu risa.

El desprecio era mayor que el miedo. Compré una libreta de tapas rojas y cuando me hablabas la abría y escribía todo lo que me decías. Me convertí en tu secretaria, en la escribana del diablo, en el espejo fiel de todos tus pensamientos. Si me amenazabas con algo que aún lograba asustarme abría la libreta, y tras apuntar la amenaza leía todo lo que me habías dicho hasta el momento y me daban ganas de reír. Me parecías ridícula, absurda, desproporcionada, teatral. Y me reí de ti. Me reí tanto que te cansaste y te fuiste.
Me he acostumbrado al silencio, a oír sólo mis propios pensamientos, a hacer sólo lo que a mí me apetece hacer, sin órdenes, sin consejos, sin amenazas. Tú sigues observándome, lo sé porque te veo en otros. Te alojaste una temporada en un vecino. Lo veía en la ventana por las noches; subía y bajaba las persianas, una, dos, tres veces; a veces se asomaba y miraba la calle con una sonrisa ciega, se llevaba las manos a la cabeza, gritaba, cerraba las persianas de golpe. Yo lo observaba con los ojos llenos de lágrimas, pero nunca me atreví a visitarlo, darle un abrazo, hablarle de ti. Sabía que era lo que tú querías que hiciera y por eso no lo hice. Un día su persiana dejó de levantarse y no lo volví a ver. Ayer, justo ayer, te vi en una niña. Yo caminaba entre la gente, en la calle más transitada, aquella en la que te gustaba insultarme cuando aún te creía. Me viste a pesar de todo, desde una niña de apenas dos años, desde un cochecito me viste y me vi obligada a mirarte. Y me sonreíste. Una sonrisa suave, dulce como cuando me hablabas por las noches. Yo te aguanté la mirada un segundo, dos, concentré en mis ojos todo el odio que aún te guardo en las entrañas. Luego me abrí paso entre la gente, corrí como si me persiguiera un hilo de fuego, corrí y grité para que sepas que no vas a volver, no vas a volver, no vas a volver, no vas a volver.

domingo, julio 30, 2006

¿qué me pasa doctor?

Visto el éxito conseguido por mis últimas entradas artísticas, cambiaré un poco de tercio, temáticamente hablando. No, no, no me llameis vendido aún, que en verdad la razón de escribir esta entrada no es esta que digo, sino una más inquisitiva. El caso es que de la noche a la mañana, hace un par de días o tres, estaba aburrido en compañía del pegajoso insomnio veraniego, cuando me paré a ver un par de videos de un juego de fútbol americano (Madden 2007 para Xbox360, para más señas). Nunca me ha atraido este deporte, la Xbox360 no es una consola que me genera demasiadas simpatías (ya sabeis, el típico y tópico odio a Microsoft), pero estaba realmente aburrido, y mira, uno siempre tiene curiosidad por ver la potencia gráfica de una consola muy superior a la que se posee. Normalmente cuando he visto algún video que reuniese las características citadas, la reacción ha sido borrar de mi memoria una cantidad de tiempo equivalente a la duración del video en cuestión, pero esta vez no fue así, esta vez pasó algo diferente. Para cuando los videos habían terminado, en mi cabecita se había instalado la curiosidad por saber cómo funcionaba aquel deporte que a primera vista sólo mostraba hostias y placajes a lo salvaje fashion.

Así que me puse a buscar información acerca del mecanismo de juego del fútbol americano. Lo sorprendente e inquietante del asunto, es que me pareció de lo más interesante. Siempre me han gustado los juegos estratégicos, y resulta que escondida tras esa amalgama de bestialidad desatada, la base del deporte de la Super Bowl era estrategia pura. Así que indagué más y más, hasta comprender a grandes rasgos cómo funcionaba el asunto. Una vez lo supe, decidí poner mis conocimientos a prueba de manera práctica, así que me bajé un juego de la NES llamado Tecmo Super Bowl. Es un vicio, he estado jugando intensamente los dos últimos días, hasta que hoy he descubierto que la saga continuó hasta la SNES, y me he bajado las versiones aparecidas para esta consola.

Superados el paso esencial de que me guste jugar a juegos de fútbol americano, llegó el momento de ver si podría aguantar un partido de imagen real, así que me bajé la Super Bowl de este año, que enfrentaba a los Steelers y los Seahawks. No sólo lo aguanté. Me gustó, y eso que estaba retransmitido en francés, lo que significa que no me enteré ni papa de lo que decían, excepto los nombres y los términos heredados del inglés. Ahora he puesto a bajar algunos partidos más, y alguna recopilación de "best of" que otra. Sí, soy un obseso, lo sé.

Para terminar, voy a copiar dos anécdotas que leí en la web fútbol americano para todos que me parecieron bastante curiosas.
  • El pegaloso: Lester Hayes era un cornerback (defensa lateral) que se embadurnaba todo el uniforme y sus manos de un pegamento que él llamaba ''stickum''. Cuando el balón rozaba su cuerpo se quedaba literalmente pegado a su uniforme. En una sola temporada logró 13 intercepciones, el segundo mejor registro de la historia. Poco despues la NFL prohibió esta práctica por considerar que iba en contra del espiritu deportivo.
  • ¿Lento de reflejos, o un listo? En la Superbowl XX se produjo un hecho curioso durante la ceremonia de lanzamiento de moneda. Como es habitual en estos casos, el arbitro pidió al capitan de los Chicago Bears (Walter Payton) que escogiera cara o cruz mientras la moneda estaba en el aire.
    El arbitro lanzó la moneda y cayó sobre el terreno de juego sin que Payton abriera la boca, cuando la moneda llevaba ya un par de segundos inmovil sobre la hierba dijo: ''cara''. El arbitro no puso objeción alguna y dió la posesión a los Bears.
    Los Bears ganaron ganaron por 46 a 10, pero no creo que el incidente de la moneda influyera en el resultado.
Y esto es lo que quería compartir. Y sí, ya he pedido cita con el neurólogo para ver qué coño me ha pasado en el cerebro. Y sí, soy una mala persona por haceros perder el tiempo de esta manera.

lunes, julio 24, 2006

dur series - como un negro

dur series - como un cubata
dur series - como un cerdo

La serie favorita de todos (si no contamos con House) vuelve, y no lo hace a lo grande. De hecho, este es el peor dibujo de lo que va de serie, e irónicamente, el que menos me gusta como ha quedado tras la sesión de Photoshop. A decir verdad, el dibujo en si es un cagarro, pero bueno, después de un día de inactividad, había que romper el hielo con algo. En fin, cualquiera diría viendo las últimas entradas, que este blog se está volviendo pornográfico por momentos. Obviamente no es así, y la constatación es que no ha aumentado el número de visitas.

sábado, julio 22, 2006

un sencillo regalo

Hora de hacer un alto en el camino. No, no me refiero a no colorear dibujos, sino a no colorear un dibujo de la dur series. El dibujo que hoy os presento es uno que hice hace unos seis años. Por aquellas estaba en una mala época, ya sabeis; corazones rotos, amorios imposibles... la misma historia que todos hemos vivido en un momento de nuestras vidas, de un modo u otro. Lo que pasa es que cuando uno es capaz de expresar sus sentimientos con algo más que palabras, siempre parece que es más sentido. Por mi parte, opino que tumbarse en la cama a llorar es una expresión tan poderosa como el más representativo de los dibujos. Pero bueno, si me dan a elegir, me quedo con el plasmar mis sentimientos a traves de mis manos y no de mis lacrimales.

Este es un dibujo que hice a lapiz, y ahí se quedó. Me salió bastante fácilmente, sin apenas recurrir a la goma de borrar, excepto en sitios muy puntuales. Sin embargo, no es el dibujo más pulcro que he hecho en mi vida. Pero a pesar de este detalle, he optado por no limpiarlo, pues al fin y al cabo, una de las cosas de las que intento escapar, es de la perfección del ordenador. Esa perfección tan fría e inexpresiva es tentadora, pero aterradora al mismo tiempo.

La metodología es la de siempre, aunque esta vez me ha llevado bastante más tiempo. He hecho bastantes pruebas y mezclado infinidad de capas clonadas, hasta encontrar la tonalidad deseada y con el efecto perseguido. Me siento más que contento con el resultado final. Espero que os guste a vosotros también.

PD: El dibujo ha sufrido un pequeño retoque tras ser posteado, así que no, no estais flipando los que lo hayais visto antes y lo recordeis algo diferente.

viernes, julio 21, 2006

dur series - como un cubata

dur series - como un cerdo

Bienvenidos a la segunda entrega de esta serie de entradas tan entrañables e inocentes. La verdad es que me lo estoy pasando casi tan bien dándole color a los dibujos, como en su momento lo fue concebirlos. El siguiente en la lista, como ya habreis deducido al leer el título, es como un cubata. Como un cubata nos presenta al otro personaje de la pareja de alienígenas que llegaron a la tierra con el objetivo de recuperar a su hermano Anolmarth. Pero vamos a lo que vamos.

En este he seguido una metodología algo diferente, pero no tanto como para por ello incluir todos los pases llevados a cabo. La pequeña varición ha venido dada porque una vez puestos los grises para los detalles principales, he añadido los pequeños detalles tirando del color directamente en una capa nueva. El resultado me ha gustado, y es lo que seguiré haciendo de ahora en adelante de cara a detallar. Y nada más por ahora, aquí teneis este ejemplar de pene con patas en todo su apogeo. Por cierto, que me he permitido probar a ponerle un marco manualmente, ya que desconozco cómo cambiar el color del mismo desde la plantilla.

dur series - como un cerdo

Aquí sigo, en mi locura necromántica; resucitando viejos dibujos que nunca conocieron el mundo de los colores. Me siento como se debió sentir alguien que después de descubrir el color en el cine, se dedicaba a pintar todas las películas que ponían delante suyo. Esta tarde he hecho una pequeña recopilación de cadáveres que por un motivo u otro, se quedaron en blanco y negro, y que por su naturaleza, pueden ser víctimas propicias para dar rienda suelta a mi locura coloreadora. Entre ellos, se encuentran una serie de dibujos dedicados a unos simpáticos personajes aparecidos en un cómic que el perrico y un servidor comenzamos, pero nunca concluimos. Cabe decir que debería de buscar los originales de las páginas del cómic en cuestión, pues no los tengo localizados, y su valor artístico es sólo comparable al de una imitación del Gernika hecha por una persona sin brazos ni sentido de la vista o el tacto, con tinta creada a raiz de destilar semen de macaco y leche de koala hembra. Además de porque mis criadillas están bajo amenaza de independización forzosa mediante la ancestral técnica del arrancar de cuajo que el perrico ejercerá sin remordimiento, y con mucha saña y regocijo, si no los encuentro. Cualquiera coincidirá conmigo en que son razones de peso.

Para los más curiosos, diré que el cómic en cuestión estaba basado en las venturas y desventuras de unos simpáticos seres, los cuales tras formar lo que denominaron como "La Corte Oscura", se sintieron en el derecho y obligación de dar por culo un ratico. En un momento dado aparecieron unos personajes basados en una famosa serie de animación, para los cuales tenía preparado un destino más glorioso que el que finalmente tuvieron. Gracias perrito, de todo corazón. Puta. Y es uno de estos personajes el que os presento ahora, y que da comienzo a esta serie de dibujos que he dado en llamar "dur series". Dur porque el cómic se llamaba "Nabos para Dur", series porque serán varios dibujos.

"Como un Cerdo" es el primer elegido, como buen Ataque Viril 1 que es. Este dibujo, al igual que el resto, fueron gestados durante una estancia multitudinaria en el cubil del mariquita entrañable. Está hecho directamente a boli, sobre el reverso de una fotocopia de dudoso origen. El objetivo era presentar las tres habilidades principales de estos seres procedentes de un planeta cuyo nombre he olvidado, o tal vez nunca llegó a existir. El color ha sido añadido en unos cuantos minutos, sin mucho cuidado, porque un dibujo de esta naturaleza no merece más. También porque quiero aprender a dar color con un estilo determinado, que no rememore en demasía la sensación de estar ante un dibujo pintado por ordenador. Irónicamente, nunca me han gustado los dibujos pintados por ordenador. Nunca hasta hace un tiempo, que las técnicas empleadas comenzaron a escapar de los degradados imposibles y los renderizados y texturizados exagerados.

En fin, sin más, aquí teneis el resultado final. Esta vez sin pasos previos, pues son los mismos de siempre, sólo que con una base más bien pobre.

jueves, julio 20, 2006

wassap

Pues sí, este es el garrulismo que he usado para nombrar mi (no tan) última creación. Como todo lo que hago últimamente, lo que hoy os presento es otro rehecho de un dibujo antiguo. Este, al igual que el que os presenté en la entrada "un hombre debe conocer sus limitaciones - parte i", tuvo su origen en una especie de ejercicio de motivación para dibujar. El año pasado mi intrépida compañera y yo nos dedicamos buena parte del año a mandarnos ejercicios mutuamente. Ella escribiría y yo dibujaría. Wassap tenía el único objetivo de ser un alien, nada más. En su momento fue uno de los deberes que más me gustaron, tanto a la hora de planteármelo, como de ejecutarlo. El resultado también fue de los mejores, apesar de estar hecho directamente a tinta. Reincido en el hecho de que se trataba de simples ejercicios que se hacían en un día (un día significando un rato, una hora, o lo que hiciese falta, pero normalmente se acababa haciendolos a correprisas, porque somos gente así de guay, claro).

El primer paso que llevé a cabo fue ajustar un poco los niveles, para colorear luego con mayor comodidad. Las lineas quedaron más negras y los blancos más limpios. El siguiente paso, como viene siendo habitual, fue ir capa por capa coloreando las diferentes partes del dibujo, según el color que iban a tener en el futuro. Esta vez en vez de usar una metodología más basada en la experiencia del mundo real, me he dejado llevar un poco por trazos más rápidos y despreocupados, aunque no he podido evitar ir retocando pequeñas cosas que nadie va a notar. En cualquier caso, la tarea ha resultado ser mucho más rápida y gratificante (por lo veloz, más que otra cosa).

Una vez completado el proceso de ogrocitación (ir añadiendo capas), lo siguiente fue jugar con el tono/contraste de cada capa, para conseguir el color deseado. Además de jugar con los efectos de cada capa y su opacidad, según las circustancias. Como veis el dibujo en grises es mucho más oscuro que el dibujo final, y eso se debe a esto que digo. ¿Por qué lo hago más oscuro de primeras? Porque quitar opacidad, o dar más brillo es mucho más sencillo que añadir sombras que en el dibujo original no están. Simple comodidad y pragmatismo. He intentado no usar colores muy diferenciados y mantener una especie de paleta uniforme. Además he incorporado un simple fondo consistente en trazos cutres y unas sombras más cutres que los trazos. Pero bueno, mejor eso que dejarlo sobre fondo blanco. Por cierto, que he usado una foto de tejido vaquero repetida varias veces para lograr el efecto de la ropa. Diría que queda bien.

Por último he añadido el texto en rojo y la firma. El texto logra que el dibujo no quede tan vacio, y le da un aire más macarilla, que opino le sienta bien. Aunque no me gusta como me han quedado las letras, también es cierto que no les he dedicado demasiado esfuerzo (escribirlas y ya está). Respecto a la firma, pues decir que la estreno. He pensado que ya que voy a subir imágenes a internete, pues mejor firmarlas. Nunca había tenido una firma para los dibujos. Los pocos dibujos que he firmado en mi vida, han sido firmados con mi firma habitual; muy poco estética ella. Sin embargo, hace un rato, después de terminar el dibujo, me he planteado firmarlo, y enseguida se me ha ocurrido esta firma, la cual me gusta, tanto en apariencia (que supongo iré mejorando y estilizando con el paso del tiempo), como por el significado, que dejaré por ahora que intenteis averiguarlo por vosotros mismos.

Como extra, os traigo la versión intrépida. Esto es; he ido preguntando partes del dibujo a mi compi y ella me iba diciendo colores. Una vez puestos todos, le he enviado el dibujo, por lo que no ha podido ir haciéndose una idea de cómo iban quedando ni casando entre ellos. Esto no significa que casen mal, sólo explico las circustancias tras el coloreado. Y nada, eso es todo por hoy, que es más de lo que fue ayer, así que no os quejeis más de la cuenta, ¡y leed los cuentos de mi compi!

PD: ¡Leedlos!

viernes, julio 14, 2006

Obedezco porque soy buena persona

Aquí tenéis, almas insaciables, un inicio y un cuento.


La aviadora

Hay algo perverso en la memoria; en la manera cómo los objetos, los paisajes, las melodías, quedan impregnados de vida muerta, de pedazos de felicidad, llanto, miedo, culpabilidad, silencio. La aviadora vuela sobre un campo sin cultivar extendido como un pañuelo sucio, y recuerda. Los brazos de su padre eran fuertes y estaban cubiertos por una capa suave de pelo rubio. Sus dientes, ennegrecidos por el tabaco y la falta de atención, la saludaban en cuanto la madre abría la puerta, por encima de su hombro, sin darle tiempo a dejarlo pasar con un gesto de hastío y de felicidad empática. Esos días cogía la enorme mano de estatua caliente de su padre y los dos caminaban durante horas por el campo. Se impregnaban del olor de las flores y del estiércol, arrancaban trozos de hierba y los lanzaban hacia las ovejas que los miraban impasibles, se tumbaban en la tierra a observar las nubes y se sumergían hasta los tobillos en los caminos pantanosos que conducían a lugares oscuros con árboles y ruidos extraños que le llenaban el pecho de cosquillas. Cuando regresaba a casa la madre se llevaba las manos a la cabeza al ver el estado de su ropa, la metía en la bañera y acogía refunfuñando los restos de alegría que la visita del padre había dejado en su hija. Más tarde supo cosas acerca de su padre que la ayudaron a perdonar la indiferencia con que la madre lo evitaba, pero fue capaz de separar el conocimiento del amor visceral y sincero que sintió por él cuando aún no sabía exactamente qué significaba la palabra amor.

El campo ha dejado paso a una cordillera y la aviadora sonríe. Detrás de las montañas aparece el mar, el brillo de libélula de sus aguas bajo la luz del mediodía salpica sus gafas oscuras. A los quince años se lanzó al mar desde lo alto de una roca. Los que supieron de su hazaña (dos hombres que viajaban en bote por esas calas y que la confundieron con una gaviota antes de verla lanzarse al vacío) creyeron que quería suicidarse y le salvaron la vida. Cuando llegó a casa por la noche el pelo se le había secado y lo único que la delataba era el brillo nuevo que había aparecido en su mirada. Su madre la miró un momento al entrar, se acercó a ella, le cogió la barbilla, hurgó en sus ojos; luego sonrió, le besó la frente, le preparó la cena.


(esto era el inicio, por si había dudas)


Telepatía
(o algo)

Al principio me cohibía. Pensaba algo y al momento me arrepentía de haberlo pensado, y me apresuraba a reemplazar ese pensamiento por algún otro más apropiado, menos personal. Entonces se iniciaba en mi cabeza una lucha de pensamientos que terminaba con un portazo o un golpe en la mesa o cualquier cosa que cerrara el círculo vicioso y me devolviera a mí mismo. Ella lo llevaba mucho mejor. A veces la veía caminar hacia mí con ojos de niña feliz y por un momento me preguntaba qué pretendía, a pesar de saber perfectamente que me iba a hacer cosquillas en el costado derecho. Pero justo antes de llegar a mi lado cambiaba de dirección sus pasos y decía algo como escopeta. Eso me desconcertaba y le hubiera besado el cuello cuando lo inclinaba hacia atrás al reír, si no se lo hubiera cubierto con las manos siempre que esa idea cruzaba mi cabeza.

Con el tiempo me acostumbré. Al fin y al cabo era algo que formaba parte de nosotros, que había llegado igual que llegó su olor, su voz o la forma hecatómbica en que había transformado mi manera de mirar el mundo. Y empecé a amar el silencio que ocupaba el espacio de las palabras innecesarias, la ausencia de sorpresas que me proporcionaba el verla por dentro en todo momento, la completa falta de intimidad de mi alma. Cuando por el motivo que fuera --estrés, fiebre, distancia enorme-- perdíamos la capacidad de comunicarnos los pensamientos, una angustia insoportable me carcomía por dentro. Me notaba solo, como dentro de una habitación vacía, de paredes blancas donde se pintaban frases que insistían en tender un puente que no iba a ningún lado.

Cuando él apareció formábamos ya una unidad, un monstruo de dos cuerpos y una cabeza, un micro mundo en el que ser feliz era tan sencillo que daban ganas de reír, y a veces reíamos los dos y nos preguntábamos con los ojos quién había empezado. La primera vez que lo vimos fue a la salida de un cine. Parecía un ruso revolucionario que lo hubiera dado todo por perdido, con una barba que le cubría gran parte de la cara, el pelo despeinado, los ojos tristes y enormes observándola a ella como a una aparición divina en medio de un mundo ateo y tan vacuo de sorpresas. Pasamos por delante cogidos de la mano y lo miramos sobrecogidos. De camino a casa apenas dijimos nada, a pesar de intentarlo, de iniciar un par de temas destinados a poner orden en el remolino que se había formado en su cabeza y que no me permitía ver nada más allá de sus ojos fijos en la acera, su nuca desnuda inclinada que pude incluso sorprender con un beso. Esa noche nos hicimos los dormidos, y las paredes de la habitación contemplaron nuestra necedad con extrañeza.

A partir de ese día los encuentros fueron cada vez más frecuentes. No importaba a dónde fuéramos, en el lugar más apartado, más inesperado, allí estaba él. A veces iniciábamos un recorrido y a medio camino giraba yo sobre mis pies y ella me imitaba, y corríamos hacia algún otro lugar, el que fuera, el que ninguno de los dos hubiera pensado antes. Llegábamos a veces al final del puerto, a las afueras de la ciudad, al cementerio, osados y risueños, cogidos aún de la mano, y al poco rato llegaba él, sin aliento, y ella me miraba como pidiendo disculpas, y luego se miraban, se miraban inevitables y mi mundo no era más que un puente absurdo apoyado en el suelo.

Lo peor de todo, lo más cruel, fue que la telepatía se mantuvo. Durante un tiempo fingimos que no, nos fingimos independientes e incluso empezamos a hablar más de lo necesario. Yo le preguntaba si tenía frío después de tenderle un jersey, ella me abrazaba y luego me preguntaba si estaba triste. Empezó a salir sola por las tardes, empecé a preferir quedarme en casa leyendo. Antes de cerrar la puerta detrás de sí me miraba, tristísima, y yo giraba los ojos hacia el libro y dejaba caer su tristeza al suelo. Luego, cuando al fin se iba, la recogía pedazo a pedazo y la juntaba encima de mi propia tristeza, y luego la dejaba caer una vez más, y la pisaba, y luego me tumbaba en la cama y buscaba su olor en las sábanas como si no fuera a volver nunca más. Cuando volvía me hacía el dormido, y ella fingía creerme y se tumbaba a mi lado en silencio. Se acostumbraron las paredes a vernos así; nosotros no nos acostumbramos y tuvimos que separarnos antes de perdernos en una locura temblorosa y muda.

Un día se fue. No discutimos una sola vez, no hablamos del ruso ni de su carácter ineludible, y ni tan solo pensamos mucho en ello cuando nos sabíamos cerca. Sin embargo cuando apareció en el comedor con la maleta enorme bajo un brazo y la culpa cubriéndole la cara, yo ya la esperaba con su bufanda en la mano. Nos besamos. No lo he mencionado antes, pero los besos eran puertas que daban a un mundo estruendoso en el que se andaba con los ojos cerrados y sin cambiar de sitio, y los tratábamos con respeto, los racionábamos casi para no perder la facultad de encontrarnos luego en el mundo de siempre, el de las miradas y los silencios. Ese día no me dio tiempo a salir. Separamos los labios, me acarició la cara, cerró la puerta detrás suyo y yo seguía con los pies quietos y sin ver nada. Y así me quedé, colgando, a la espera de un puente que me lleve de vuelta donde no quiero estar.

jueves, julio 13, 2006

1ooo

¡Ynis ya ha recibido 1000 visitas! Pues eso, no hay mucho más que destacar. La gran mayoría imagino serán ips variables de un mismo usuario, tal vez yo, o tú. La otra gran mayoría será gente que andaba de paso, o que sin saber por qué, llegó un día aquí. También teníamos un seguidor (o seguidora) de Austria, aunque parece ser que ante la falta de actualizaciones decidió dejar de asomar su cabecita por estos lares. Sea como fuere, es a vosotros, esa pequeña minoría, inocente del delito de hacer contar las visitas con cuatro cifras, a quién os agradezco más vuestra compañía en este periplo.

Por cierto, que habreis comprobado que ya puedo poner imágenes. Este milagro de la ciencia y la tecnología se debe al simple pero engorroso hecho de haber instalado el Godzilla Firefox. Eso sí, su única misión será guiarme y hacerme compañía en mis viajes por los mundos de Blogger. A cambio le haré entrega de unas cuantas galletitas. Para navegar por otros mares sigo prefiriendo el buen hacer de mi mórbido amigacho de barítona voz; el cantante de Opera.

Y nada más por ahora.

Cebollas.

miércoles, julio 12, 2006

un hombre debe conocer sus limitaciones - parte i

El otro día vi la película de Harry el Fuerte, un clásico del cine policiaco. Es una película con sabor añejo, con ese aire transgresor arrugado por el tiempo, pero en cuyos ojos aún brilla un azul tan frio como intenso. El caso es que a lo largo de la peli, Harry repite en varias ocasiones (tres creo que son) una frase que más de uno debería de aplicarse: un hombre debe conocer sus limitaciones. Es una frase que dicha por él, deja a un lado todo su mensaje instructivo para convertirse en un mordaz menosprecio. Sin embargo, desnuda de toda agresividad, es un consejo muy válido que reconozco debería haber seguido en esta ocasión.

¿Y cuál es esta ocasión? Pues esta ocasión es el dibujo que he empezado a hacer: el tercero utilizando la ya famosa tableta (me estoy planteando hacerle una ficha para incluirla entre los "contributors" del blog, ja ja). A decir verdad, toda esta parrafada anterior es un poco exagerada, porque tampoco estoy intentando hacer nada que no pueda, sino algo que por falta de costumbre (o nula experiencia más bien) me está costando más de lo que debería en condiciones más óptimas. Aunque también es cierto que esto que acabo de decir es una gran excusa, porque si me aplicase lo habría terminado ya hace unos días. Peor que sobrevalorarse es ser rematadamente vago, y éste sí que es un defecto que se me puede achacar. En fin, pasemos a la materia propiamente dicha y dejemos la verborrea insulsa para otro momento.

Pensando que más que dibujar, quería seguir explorando las posibilidades de la tableta, decidí usar un dibujo que ya tenía hecho desde hace bastante tiempo. Era un dibujo que se quedó a medias por no verme con ánimos de terminarlo, pero que siempre me gustó. En un foro un día alguien dijo de hacer un dibujo de un personaje de videojuegos, y yo pensé que en vez de hacer un prota en su pose chulesca o emulando una situación argumental, me daría mayor libertad a mi mismo, y crearía un muñeco legendario basado en una de las razas de Final Fantasy: Crystal Chronicles, y en una situación totalmente nueva. Lo que pasa es que el dibujo nunca superó el nivel de "boceto a lápiz lleno de rayas que desconoce qué es eso de la goma de borrar". Aquí a la derecha lo teneis tal y como era entonces. Para una vista en mayor detalle, pinchad en la imagen.

Como podeis observar, el dibujo era muy sucio, y por lo tanto, una elección un tanto estúpida. Es decir, si lo que quieres es empezar a pintar con la tableta en vez de dibujar; procura elegir un dibujo limpito, porque de lo contrario el primer paso, y uno de los más costosos en cuanto a tiempo, será el de limpiar el dibujo de las impurezas para luego poder darle color y que quede la cosa bien. A veces me planteo si no habría sido mejor usar la técnica de "arrugar y tirar"... El caso es que con la tableta, esta labor además de más sencilla, es bastante eficaz. Los resultados los podeis ver aquí a la izquierda.


Y esto es todo por ahora. Voy bastante más avanzado de lo que aquí muestro, pero como aún tardaré un poco en terminar el dibujo, pues pensé que sería buena idea serializarlo, e ir mostrandoos lo que voy haciendo. Mucho mejor que dejar el blog sin actualizar lo más mínimo, sí que es.

Por cierto, si os parece que estas imágenes que aquí se muestran tienen un formato defectuoso, agradecédselo a Blogger, que no me deja subir imágenes (ni siquiera enlazarlas), y me ha obligado a coger el código de la imágen de un post anterior y reutilizarlo. Luego he tenido que redimensionar la imagen a ojo, por lo que imagino que las proporciones no son las correctas al 100%. En cualquier caso, si pinchais en ellas las vereis mejor, por lo que es obvio que mejor que las pincheis sin piedad.