El pánico sacude Neimtaun
Por el cielo de Neimtaun no sólo vuelan globos extraviados. El terror se ha apoderado esta mañana de los habitantes del hasta hoy apacible pueblo cuando un objeto volador no identificado ha cubierto el cielo durante unos minutos.
El fenómeno de los globos era algo de por sí inexplicable. De vez en cuando, por la mañana, por la tarde, tal vez incluso por la noche (esto no se puede asegurar, puesto que los habitantes de Neimtaun siguen un riguroso y voluntario horario infantil), cualquiera que fuera el momento en que se decidiera levantar la cabeza hacia el cielo podía uno encontrarse con la imagen de un globo sobrevolando el pueblo. Un globo cuyos colores podían variar, pero que siempre llevaba un paquete envuelto en papel blanco colgando de un hilo.
Muchos han sido los que han intentado descifrar el misterio de los globos errantes. Yuka, la eternamente resfriada y encantadora koala de Neimtaun, lo ha intentado más de una vez con su tirachinas. Pero dada la más que dudosa habilidad de sus manos, cuando después de sacar el tirachinas del bolsillo y colocar en él una piedra Yuka alzaba los ojos hacia el cielo, el globo había ya desaparecido.
Rodi, un ratón emigrado de Ynis (aunque los rumores apuntan a un destierro por causas aún desconocidas) lo ha intentado a base de saltos; su técnica consistía en coger carrerilla, recorrer a toda carrera una distancia de más de 30 metros, impulsarse luego sobre la roca que hay detrás del museo y saltar con las manitas extendidas hacia el cielo. Su problema era en este caso el contrario del de Yuka: la rapidez. Cuando Rodi alcanzaba la altura de las nubes el globo aún estaba sobrevolando el río, y cuando por fin sobrevolaba el museo, Rodi seguía dando saltos cada vez menos elevados, desprovistos de impulso, hasta mucho después de que el globo hubiera abandonado el cielo de Neimtaun.
La técnica de Babu, un babuino enorme retirado a Neimtaun desde el mundo del celuloide por un escandaloso affaire con una actriz de dimensiones mucho menores a las suyas, consiste en agarrar una piedra del suelo en el mismo instante en que divisa el globo, y lanzársela con todas sus fuerzas. Esta técnica, con mucho la menos sofisticada de todas las empleadas, es sin embargo la más eficaz, puesto que a día de hoy sólo Babu ha conseguido desviar la trayectoria de uno de los globos, aunque la piedra no logró traspasar el material del que están hechos estos curiosos objetos voladores.
Desde esta mañana, sin embargo, los habitantes de Neimtaun ya no sólo esperan encontrarse con la visión de un globo cuando alzan la vista hacia el cielo. Eran las doce y algunos minutos cuando un sonido metálico y a la vez melodioso, que algunos vecinos han insistido en comparar con el de la máquina expendedora de chocolatinas de la tienda de Tom Nook, ha cubierto progresivamente Neimtaun hasta alcanzar un volumen ensordecedor. Los habitantes del hasta ahora tranquilo pueblo se han asomado a las ventanas para comprobar que algo se interponía entre el sol y sus rostros desencajados por el terror: un objeto volador no identificado, pero con toda la pinta de ser un OVNI, sobrevolaba el pueblo emitiendo luces de colores que parpadeaban de manera incesante.
¡Era gigantesco! —nos contaba minutos después la ardilla Belinda, llevándose las manos a la boca y abriendo mucho los ojos aún dilatados por el miedo—. Pensaba que nos iba a abducir, porque hacía tanto ruido, y nos enfocaba con esas luces tan… ¡gigantescas!
¡Era una nave espacial! —insistía el ratón Rodi sin parar de saltar alrededor de nuestra unidad móvil, víctima de un ataque de ansiedad.
Según declaraciones de los vecinos, el objeto ha sobrevolado el pueblo durante unos instantes para luego alejarse en dirección oeste, llevándose con él el ruido, las luces y la paz de los habitantes de Neimtaun.
¡Ya nada volverá a ser lo mismo! —ha gritado Babu cayendo de rodillas y levantando un puño hacia el cielo, en un alarde de sus dotes artísticas que todos se han apresurado a aplaudir.
¿Volverá a aparecer el OVNI en los siguientes días? ¿Podrán los Neimtaueños conciliar el sueño después de lo ocurrido? Y lo que es más importante ¿de dónde venía ese OVNI, y qué pretendía? Tal vez el día que se encuentren respuestas a todas estas preguntas, se resuelva también el caso de los globos errantes. Hasta entonces, seguiremos informando de todo lo acontecido (y esperamos que después también).
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