feeling scarsick
Así que por fin Scarsick, el nuevo disco de Pain of Salvation, ha aparecido en la red, y como es obvio, no he perdido el tiempo a la hora de bajármelo. El disco sale el mes que viene, si no me equivoco, así que hasta entonces tendré que tirar de MP3 para oirlo. Podría intentar resistirme, pero ser el ansias no me ayudará para tal labor. En fin, que lo he estado escuchando unas cuantas veces, tampoco muchas, pero suficientes para tener una opinión inicial, la cual pasaré a compartir con vosotros, contigo, o con nadie, la cuestión es que la voy a escribir aquí y la leerá quien quiera que se cruce con ella.
A grandes rasgos, se podría decir que musicalmente es un disco hecho por alguien concienciado de que no va a vender muchas copias, así que mejor pasárselo bien grabándolo. Hay que tenerlos gordos para hacer un álbum como este, además de estar un poco desequilibrado y ser un genio musical. Aunque más que desequilibrio, lo que el disco destila es una especie de maldita sabiduría. Es como un grito de lucidez en un mundo que se cae, y que mientras se cae trozo a trozo te va desgarrando poco a poco. Es un grito a la estupidez y al sinsentido, desde el atolón del cinismo y el sarcasmo más ácido. Es mentalmente oscuro, hipnóticamente enfermizo, racionalmente jocoso, y de una belleza corrupta.
Cuando escuché los primeros extractos de canciones, me dió la impresión de que sería una especie de Concrete Lake, con toques de Perfect Element, y con el buen hacer de Be, pero no, como viene siendo tradición, el disco no guarda ninguna relación musical con el resto de discografía de la banda. Y tratándose de una banda tan ecléctica, la verdad es que después de seis albumes, es un logro no poco reseñable. En la manera de afrontar la composición se podría decir que se asemeja al Be. Ambos son discos orientados a crear una música que vaya mucho más allá de lo que hacen los instrumentos individualmente. Cada instrumento tiene su papel, y en muchas ocasiones es un papel de lo menos ortodoxo. Sin embargo, a diferencia de Be, aquí cada instrumento además de cumplir su labor, parece tener tiempo para dibujar matices sin descanso. Cada canción es como un pequeño laberinto lleno de pequeños secretos. Como un dibujo que se esconde dentro del dibujo que está dentro del dibujo. Se denota un mimo especial por cada uno de los instrumentos, por cada uno de los detalles. Cada canción, cada pasaje, cada pequeño retazo disfruta de su propio ambiente, de propio matiz, aunque siempre con una mirada hacia adelante, hacia un futuro decadente que pertenece al ayer.
Ahora pasemos a decir algunas palabrejas de cada canción:
Scarsick
Algo más de siete minutos para abrir el disco. Una canción potente, donde predominan las guitarras y lo que podría denominarse como influencias cyberarábicas (¡toma ya!). De momento es de las que más me gustan, con ese final que se va cogiendo, encabronándose poco a poco, forzando y forzando, hasta hacer mella y romper.
Spitfall
Otros siete minutos de mala leche, esta vez en forma de palabras escupidas sin descansos. Cosas que nadie querría oir, seguramente. Esta canción no es apta para aquellos que se quejaron en su día de Used, o de Idioglosia, o incluso de Diffidentia. Un rap largo, incesante, con una base inquietantemente pesada, que sólo se rompe en el estribillo donde la melodía da un breve respiro. Ansio leer la letra de esta canción.
Cribcaged
Este tema empieza con la voz de un bebé que da paso a la guitarra, y poco a poco, la música se va formando, y el niño vuelve, y rie, como una especie de recuerdo del único momento en el que la belleza es genuina y la felicidad auténtica. Al igual que ocurría en Undertow, el tema va creciendo en intensidad, en emotividad, en dolor, en sufrimiento, en una espiral de preciosa deconstrucción del entorno que se deshace de su capa de brillante pintura y muestra un escenario de grises perpetuos.
America
Podría perfectamente pasar por una canción tremendamente alegre y divertida, pero hay algo oscuro en su corazón que la hace inquietante. Trepidante, gamberra y llena de mala baba. La solemnidad no tiene lugar en estos cinco minutos, por cosas duras que se estén diciendo, el banjo siempre lo negará todo. Seguramente fue compuesta durante un ardor de estómago o algo así.
Disco Queen
Si America te parecía cínica, Disco Queen seguramente sea demasiado para ti. Es como una especie de broma de mal gusto. A veces da verdaderos escalofrios. Un estribillo que no dejará indiferente a nadie y un cuerpo oscuro, que se arrastra y te atrapa desde la oscuridad de los rincones de la pista de baile. Son más de ocho minutos en los que te parecerá vivir la pesadilla de una Disco Queen wannabe.
Kingdom of Loss
Canción que como Cribcaged, va creciendo poco a poco, haciéndose a si misma. Bastante ambiental, de una extraña tranquilidad, como la inamovilidad que produce lo inevitable. Es posiblemente una de las canciones más agradables al oido a primera vista, con ese estribillo que recuerda a un paseo en góndola por aguas negras y estancas, en una Venecia olvidada donde ya no importa si estás vivo o sólo crees estarlo. Mención especial para el solo del final, el único del disco donde puede ser estrella central.
Mrs. Modern Mother Mary
Esta canción posee un riff de lo más hipnótico. Una especie de melodía que nunca termina de arrancar, interferida por algo indeterminado. El tipo de canción que una vez se te meta en la cabeza debe de ser complicada de sacar. El trabajo vocal es brillante. Es la más corta del disco, con poco más de cuatro minutos en los que te da tiempo a encontrar a dios.
Idiocracy
Volvemos a los siete minutos. Una de las canciones más genuinamente progresivas del disco. Entra poco a poco y se va mostrando a la luz con descaro, hasta que antes de que puedas verla en todo su esplendor se oculta en las sombras donde normalmente habita. Tiene un algo de Black Hills que inspira intranquilidad, desequilibrio, desesperación. Pero antes de ser engullido, ves una visión de tu paseo veneciano, una fugaz imagen tan sólo antes de volver a encontrarte entre las mandíbulas juguetonas que te machacan lentamente. Y esa imagen de paz vuelve a ti justo antes del fin, y te hace rebelarte, luchar, aunque estés herido, todavía sigues vivo, todavía tú y las tinieblas no sois uno. Tristemente tu lucha seguirá siendo intrascendente en el gran cuadro de la vida.
Flame to the Moth
Canción que recupera las influencias arábicas del inicio, que parece marcar el final del camino, aunque no por ello la meta. Es como que las cosas pasan, y ahora por fin puedes verlas tal y como son. Son crudas, son intensas, son fuertes, pero también lo eres tú. Después de todo lo oido, es como encontrar un trozo de humanidad al fin.
Enter Rain
Oir esta canción es como trasportarse a un callejón neoyorkino, en noche cerrada, con una lluvia que cae incesante, que te cala, te atraviesa, que no sabes si te limpia o te termina de congelar el corazón. Son más de diez minutos que dejan espacio para muchas reflexiones, incluso para evadirse a un sueño, a un mundo irreal en el que nos gustaría vivir; el nuestro propio, nosotros mismos.
Sólo añadiré que tengo unas ganas increibles de leer la letra de este disco y saber a ciencia cierta de qué va.
PD: Ahora vuestras retinas ya no sufrirán.
A grandes rasgos, se podría decir que musicalmente es un disco hecho por alguien concienciado de que no va a vender muchas copias, así que mejor pasárselo bien grabándolo. Hay que tenerlos gordos para hacer un álbum como este, además de estar un poco desequilibrado y ser un genio musical. Aunque más que desequilibrio, lo que el disco destila es una especie de maldita sabiduría. Es como un grito de lucidez en un mundo que se cae, y que mientras se cae trozo a trozo te va desgarrando poco a poco. Es un grito a la estupidez y al sinsentido, desde el atolón del cinismo y el sarcasmo más ácido. Es mentalmente oscuro, hipnóticamente enfermizo, racionalmente jocoso, y de una belleza corrupta.
Cuando escuché los primeros extractos de canciones, me dió la impresión de que sería una especie de Concrete Lake, con toques de Perfect Element, y con el buen hacer de Be, pero no, como viene siendo tradición, el disco no guarda ninguna relación musical con el resto de discografía de la banda. Y tratándose de una banda tan ecléctica, la verdad es que después de seis albumes, es un logro no poco reseñable. En la manera de afrontar la composición se podría decir que se asemeja al Be. Ambos son discos orientados a crear una música que vaya mucho más allá de lo que hacen los instrumentos individualmente. Cada instrumento tiene su papel, y en muchas ocasiones es un papel de lo menos ortodoxo. Sin embargo, a diferencia de Be, aquí cada instrumento además de cumplir su labor, parece tener tiempo para dibujar matices sin descanso. Cada canción es como un pequeño laberinto lleno de pequeños secretos. Como un dibujo que se esconde dentro del dibujo que está dentro del dibujo. Se denota un mimo especial por cada uno de los instrumentos, por cada uno de los detalles. Cada canción, cada pasaje, cada pequeño retazo disfruta de su propio ambiente, de propio matiz, aunque siempre con una mirada hacia adelante, hacia un futuro decadente que pertenece al ayer.
Ahora pasemos a decir algunas palabrejas de cada canción:
Scarsick
Algo más de siete minutos para abrir el disco. Una canción potente, donde predominan las guitarras y lo que podría denominarse como influencias cyberarábicas (¡toma ya!). De momento es de las que más me gustan, con ese final que se va cogiendo, encabronándose poco a poco, forzando y forzando, hasta hacer mella y romper.
Spitfall
Otros siete minutos de mala leche, esta vez en forma de palabras escupidas sin descansos. Cosas que nadie querría oir, seguramente. Esta canción no es apta para aquellos que se quejaron en su día de Used, o de Idioglosia, o incluso de Diffidentia. Un rap largo, incesante, con una base inquietantemente pesada, que sólo se rompe en el estribillo donde la melodía da un breve respiro. Ansio leer la letra de esta canción.
Cribcaged
Este tema empieza con la voz de un bebé que da paso a la guitarra, y poco a poco, la música se va formando, y el niño vuelve, y rie, como una especie de recuerdo del único momento en el que la belleza es genuina y la felicidad auténtica. Al igual que ocurría en Undertow, el tema va creciendo en intensidad, en emotividad, en dolor, en sufrimiento, en una espiral de preciosa deconstrucción del entorno que se deshace de su capa de brillante pintura y muestra un escenario de grises perpetuos.
America
Podría perfectamente pasar por una canción tremendamente alegre y divertida, pero hay algo oscuro en su corazón que la hace inquietante. Trepidante, gamberra y llena de mala baba. La solemnidad no tiene lugar en estos cinco minutos, por cosas duras que se estén diciendo, el banjo siempre lo negará todo. Seguramente fue compuesta durante un ardor de estómago o algo así.
Disco Queen
Si America te parecía cínica, Disco Queen seguramente sea demasiado para ti. Es como una especie de broma de mal gusto. A veces da verdaderos escalofrios. Un estribillo que no dejará indiferente a nadie y un cuerpo oscuro, que se arrastra y te atrapa desde la oscuridad de los rincones de la pista de baile. Son más de ocho minutos en los que te parecerá vivir la pesadilla de una Disco Queen wannabe.
Kingdom of Loss
Canción que como Cribcaged, va creciendo poco a poco, haciéndose a si misma. Bastante ambiental, de una extraña tranquilidad, como la inamovilidad que produce lo inevitable. Es posiblemente una de las canciones más agradables al oido a primera vista, con ese estribillo que recuerda a un paseo en góndola por aguas negras y estancas, en una Venecia olvidada donde ya no importa si estás vivo o sólo crees estarlo. Mención especial para el solo del final, el único del disco donde puede ser estrella central.
Mrs. Modern Mother Mary
Esta canción posee un riff de lo más hipnótico. Una especie de melodía que nunca termina de arrancar, interferida por algo indeterminado. El tipo de canción que una vez se te meta en la cabeza debe de ser complicada de sacar. El trabajo vocal es brillante. Es la más corta del disco, con poco más de cuatro minutos en los que te da tiempo a encontrar a dios.
Idiocracy
Volvemos a los siete minutos. Una de las canciones más genuinamente progresivas del disco. Entra poco a poco y se va mostrando a la luz con descaro, hasta que antes de que puedas verla en todo su esplendor se oculta en las sombras donde normalmente habita. Tiene un algo de Black Hills que inspira intranquilidad, desequilibrio, desesperación. Pero antes de ser engullido, ves una visión de tu paseo veneciano, una fugaz imagen tan sólo antes de volver a encontrarte entre las mandíbulas juguetonas que te machacan lentamente. Y esa imagen de paz vuelve a ti justo antes del fin, y te hace rebelarte, luchar, aunque estés herido, todavía sigues vivo, todavía tú y las tinieblas no sois uno. Tristemente tu lucha seguirá siendo intrascendente en el gran cuadro de la vida.
Flame to the Moth
Canción que recupera las influencias arábicas del inicio, que parece marcar el final del camino, aunque no por ello la meta. Es como que las cosas pasan, y ahora por fin puedes verlas tal y como son. Son crudas, son intensas, son fuertes, pero también lo eres tú. Después de todo lo oido, es como encontrar un trozo de humanidad al fin.
Enter Rain
Oir esta canción es como trasportarse a un callejón neoyorkino, en noche cerrada, con una lluvia que cae incesante, que te cala, te atraviesa, que no sabes si te limpia o te termina de congelar el corazón. Son más de diez minutos que dejan espacio para muchas reflexiones, incluso para evadirse a un sueño, a un mundo irreal en el que nos gustaría vivir; el nuestro propio, nosotros mismos.
Sólo añadiré que tengo unas ganas increibles de leer la letra de este disco y saber a ciencia cierta de qué va.
PD: Ahora vuestras retinas ya no sufrirán.
9 comentarios:
Me lo tengo que bajar :F
Por cierto, me ha molado lo del Kevin Mahogany que me recomendaste. Le escuché casualmente en la radio y toca de puta madre el tio.
Qué faltita me está haciendo una conexión y un emule ultimamente...
Bueno, el tito Kevin tocar tocará a su mujer, porque en lo referente a la música lo que hace es cantar.
Qué coño, pues si no es guitarrista, al menos asi lo presentó el de Radio 5 ayer, y entre canción y canción hablaba de su puta vida.
Yo no tengo culpa de la desinformación. Gñ.
Pues te aseguro que de guitarra poco. Es un negraco gigantesco con una voz portentosa. Yo lo vi en directo bastante antes de oirlo en ningún disco, sin saber nada de él. Me impresionó soberaanamente.
Ahora que me dices eso y hago esfuerzo memorístico, puede ser que el confundido sea yo. Después de las 8 horas y pico de ayer escuchando la puta Radio 5, ahora me suena de que el guitarrista pudiera ser Kevin Barrett (o no, digo el nombre de oído) cuyos temas escuchamos a través de la R-4, y no el Mahogany, que sonó mucho antes, cuando ibamos cruzando Despeñaperros.
Yo y mi memoria de pez.
Bueno, pues que si es Kevin Barrett al que escuché, bajate algo que mola.
Lo haré :-o
¡¡¡Aquí no se viene a hablar de Kevin Mahogany!!! >_<
Y a ver si tarda poco en bajar el disco, que me han entrado ganas leyéndote :)~
(de escuchar el disco, se entiende; no de tocarse, como otros...)
Kevin Mahogany, Kevin Mahogany, Kevin Mahogany!!!
La canción que va camino de convertirse en un puto himno es la de Disco Queen, qué estribillo por favor. Tiene que ser la hostia en concierto, me imagino que la tocarán con taconazos y pelucones.
DISCO QUEEN! let's disco! DISCO QUEEN! let's disco!
Se iría si viniesen a España :(
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