viernes, junio 16, 2006

El misterio de las cartas anónimas


Las cartas anónimas que hasta ahora provocaban las risas de los habitantes de Neimtaun adquieren un tono injurioso que preocupa a las autoridades del tranquilo pueblo costero.


No es ningún secreto que desde hace unos meses circulan por Neimtaiun y alrededores cartas anónimas de contenidos como mínimo extraños. Todos los habitantes sin excepción han recibido al menos una de esas cartas; algunas hablan de tiempos pasados, otras parecen sacadas de un libro de autoayuda. Las más inquietantes se dirigen a su destinatario como si lo conocieran, y le increpan que recuerde escenas compartidas con su anónimo autor. Algunas describen incluso escenas tórridas con un vocabulario rebuscado y pasado de moda.

- Cuando leí que yo había sido la luz de donde el Sol la toma de una persona que me mandaba besitolines noté cómo mis mejillas enrojecían, y no querría parecer ingenua, pero me planteé seriamente descubrir quién era el autor. Por supuesto no para revivir eso que me contaba, sino... pues para denunciarlo a la policía, claro está–, nos contaba Yuka, la koala, con un sobre rosa en la mano.

Los habitantes de Neimtaun no salen de su asombro. Cuando las cartas empezaron a aparecer en los buzones, los neimtaueños se apresuraron a mostrarlas a sus vecinos, con la esperanza de hallar en ellos alguna explicación. Sin embargo, tras comprobar que las cartas estaban siendo enviadas a todo el pueblo, y que nadie sabía de dónde llegaban, dejaron de pedirse explicaciones y compartir el correo se convirtió en una práctica habitual cuyo único fin era ya la diversión.

-Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré a un hombre que no tenía píes, y me sentí contento de mi mismo–nos leía alborozado el caballo Trotón.

-El amor es: el dolor de vivir lejos del ser amado—, añadía Elvis con desprecio, mientras Yuka levantaba su carta y repetía entre risas:– ¡Besitolines!


A pesar de ser el género que más risas suscita, las cartas de amor no son las que han despertado la inquietud en Neimtaun. Desde hace unos días circula una carta, firmada también por un anónimo, donde se denuncia una situación de esclavitud y abuso de poder por parte de Tom Nook, el propietario del almacén del mismo nombre. Éste, al conocer la existencia de dicha carta, mostró su indignación y no dudó en denunciar el caso a Vigilio y Nocencio, los policías municipales. Tras personarse en el almacén e interrogar a los dos únicos trabajadores, Tendo y Nendo, cuyas declaraciones desmintieron completamente el carácter infrahumano de su trabajo, los policías explicaron que no podían arrestar a alguien cuya identidad era desconocida, pero prometieron hacer todo lo posible por descubrir al culpable.

Hasta el momento se ha interrogado a dos de los veinte habitantes de Neimtaun, siendo los elegidos Sol y Carturo, ambos en contacto directo con el correo. Sol, trabajadora del ayuntamiento cuyas tareas incluyen la preparación de las cartas que más tarde repartirá Carturo, ha explicado que no sabe nada acerca de la procedencia de las cartas:

– Nunca nadie ha venido a entregármelas personalmente, y la letra no se parece en nada a ninguna de las caligrafías de ninguno de los habitantes de Neimtaun. ¡Y créanme que conozco muy bien la letra de todos y cada uno de ellos!

Los policías trabajan con la hipótesis de que el autor escoja la noche para depositar las cartas en la oficina de correos. En ese caso sería Estrella, la trabajadora del turno de noche del ayuntamiento, quien lo hubiera visto. A esta hipótesis la apoya el hecho de que Estrella se ha negado hasta ahora a participar en los interrogatorios, y su acritud habitual la ha convertido en el blanco de todas las hipótesis que los neimtaueños nos han querido confiar

-¿Quién va a correos de noche? ¿Quién va al ayuntamiento a partir de las 8 de la noche? ¡Nadie! ¿Y qué hace una persona que trabaja en el turno de noche? ¡Se aburre! ¿Y qué hace alguien cuando se aburre? ¡Escribir cartas!–nos decía Rodeo con los ojos rojos que lo caracterizan.

-¡Es una amargada! –exclamaba Yuka con un gesto que evocaba lástima y desprecio a partes iguales–. Nunca ha salido con nadie, no tiene amigos. Se dedica a fastidiar a los demás con cartas que ridiculizan aquello que ella nunca ha tenido. ¡Si es que es de cajón!

-Yo sin embargo creo que esas cartas vienen de Ynis–, se aventuraba la ardilla Dentina con su característica voz de helio.

Las hipótesis no paran de surgir. Mientras, la policía estudia el caso y ha prometido resolverlo antes del inicio del verano. No han explicado el método con el que tienen pensado conseguir tal proeza, y tal vez por eso los habitantes de Neimtaun han recibido la noticia con cierta incredulidad. Tom Nook, para desmentir completamente los rumores que han aparecido en el pueblo a causa de la carta que lo acusaba de negrero, ha decidido obsequiar a sus trabajadores con una semana de vacaciones, tras la cual habrá grandes ofertas, ha añadido.

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