jueves, marzo 30, 2006

esbozo bucólico

Y eso es todo por el momento, me despido de vosotros respirando la tranquilidad que sólo uno puede tener al vivir independizado, y en Ynis.


Una bonita frase, sin duda, tan bonita como desafortunada. Supongo que todo se deberá a mi reciente traslado, ¡pero es que en este pueblo no paran de ocurrir cosas! Anoche, después de terminar mis obligaciones en la tienda de Nook, me di una vuelta por el pueblo. Esto es lo que he descubierto por ahora.

Ynis está en una especie de valle rodeado de escarpados riscos por la parte norte, este y oeste, dando la parte sur al mar. El terreno es llano y rico en vegetación, principalmente árboles y flores. Los árboles que más predominan son los perales. En la parte norte están ubicados unos enormes portones, vigilados día y noche por Nocencio y Vigilio, dos perros guardianes. Un poco a la izquierda de los portones, mirando desde la playa, hay una preciosa cascada a la que tengo pensado ir de manera asidua cuando tenga un poco más de tiempo. Leer, escribir, o símplemente dejar correr el tiempo por ese impresionante torrente de agua, se me antoja una idea deliciosa. El rio que forma este poderoso caudal, serpentea a lo largo del pueblo, primero a derecha y luego a izquierda, para finalmente ir a lamer el mar. Dos imponentes puentes de piedra cruzan el rio a diferentes alturas.

En cuanto a elementos menos naturales, al norte de mi casa esta el ayuntamiento, e inmediatamente después hay un museo. En la parte noroeste del pueblo están situadas la tienda de Tom Nook y la casa de las modistas justo al lado. Aparte, en el pueblo hay cinco casas, de cuatro vecinos y la mía propia. Como podeis imaginar, se trata de un lugar paradisiaco.

Acerca de uno de esos vecinos será mi próxima historia, aunque por ahora tendrá que esperar un poco. Para ir abriendo boca, os diré que responde al nombre de Tristan, y es un gato apaleado.

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